Yo deseaba una plaza en Google para poder trabajar el resto de mi vida en algo que me emocionaba. Pero no todo salió según lo planeado.
Aquello no solo era una oportunidad de trabajo, sino de algo más. Cuando conocí a aquél chico que mantenía la vis...
Todo el equipo corríamos hacia el campo de juego. El segundo reto era jugar al Quidditch. Pero por desgracia nos tocaba contra el equipo de Cody. Con la sola idea de imaginarme a Cody me ponía muy nerviosa. Después de lo sucedido ayer me sentía muy tonta.
—Bien, equipos, bienvenidos al campo de Quidditch— nos dijo Sid—. Quiero un partido limpio, nugleros.
Cada equipo se fue a su atención de juego a preparar una estrategia.
—Reglas— habló Lyle—: los golpeadores lanzan las blodgers y pasan las quaffles por los aros. No tirar de las escobas, no embestir, no dañar las quaffles. Nada de maldiciones Imperius ni hechizos Confundus. Si hay un ataque de dementores, usen el encantamiento Patronus. Yo recomiendo un siervo.
El resto de los chicos lo miraban muy confundidos.
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Yo sabía cómo funcionaba el Quidditch.
—Lyle, no tienen idea de qué hablas— le dijo Neha.
—Usa vocabulario muggle— propuse.
—Me haces sentir como en clase de Matemáticas— comentó Nick—. Tienes a un par de idiotas sabios con coordinación ojo-mano. ¡Di "comenzamos" y déjanos jugar!
—Versión dos punto cero: golpéenlos con pelotas antes de que pasen el balón por el aro— arregló Lyle—. Monten sus escobas. A las tres "Hufflepuff". Uno, dos, tres...
—¡Hufflepuff!— gritamos.
—¡Muy bien! ¡A ganar! ¡Vamos a comenzar!
Mi estrategia era evitar a Cody en todo momento. Corrimos hasta una marca y nos alineamos en ella. Stuart estaba de mi lado derecho y Lyle del izquierdo.
—Equipo azul, ¿listos?— preguntó Sid.
Graham lanzó un grito como de batalla.
—Equipo rojo, ¿listos?
—¡Venga!
—¡Escobas arriba!
El partido dió comienzo. El equipo de Graham se apoderó de todas las pelotas y yo huía de Cody siempre que lo veía acercarse. Cody le pasó la quaffle a Graham y éste anotó un tanto.
—¡Diez puntos al azul!
—Billy, ¿qué hago?
—¿Qué hay que hacer? ¿Qué estamos haciendo? ¡Es un caos!
Diez puntos más al equipo azul.
—No entiendo nada— gritó Nick.
—¿Qué está pasando?
—¡Lyle!— le grité y me pasó la quaffle.
Cody corrió hacia mí y al primero que ví fue a Stuart y le lancé la pelota. Él estaba mirando su móvil; la quaffle lo golpeó en la cabeza.