MUERTE SÚBITA

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-¡Emma, contéstame! ¡Abre los ojos!

Cuando él había terminado y había subido la cremallera de su pantalón, Emma abrió los ojos, que habían perdido el brillo que tenían, la alegría. 

-Mira lo que le has hecho a tu pobre e indefensa Emma.- dijo él, con tono burlesco.

Alicia se acercó a Emma, cogiendo su cabeza y abrazándola tan fuerte como le era posible. Emma, incapaz de decir una palabra, respondió con un llanto tan triste que partió el corazón de su amada Alicia.

-Basta de moñerías, me dais asco. Las tres. 

-Pero...- contestó An al instante.- Yo...

-¿Tú, que?- dijo él.

-Me dijiste que yo saldría de esta. Me lo prometiste. Prometiste que las matarías a ellas, no a mi.

Alicia se giro para mirarla, no podía creer lo que estaba oyendo.

-¿An?

-Era o vosotras o yo... Lo sie...-pero antes de que pudiera acabar la palabra, aquel hombre, la mató.

Una atónita Alicia, no sabía ni que hacer. Creía que eran sus últimos momentos de vida, y decidió no desprenderse de Emma, bajo ningún concepto.

-No te aferres tanto a ella. Ni a ella, ni a nadie. Nunca sabes qué momento será el último. 

-Aunque éste lo fuera, no me arrodillaría ante ti.- dijo Alicia en su defensa.

-Me acabas de dar una idea estupenda. Te mataré a ti primera, y después a la puta que tanto amas.

Mientras volvía a cargar su arma, y Alicia cerraba los ojos despidiéndose de este mundo para siempre...

[CLA CLA BUM- sonó el arma]

Unas gotas de sangre mancharon la cara de Alicia haciéndola reaccionar. No la habían matado. Ni a Emma tampoco. El hombre cayó al suelo, y tenía un agujero que la bala había excavado en su cabeza. Levantó la vista y allí estaba, con un aspecto favorecido, con todo el valor que cualquiera quisiera tener y con un revólver en la mano... La hermana Mary. 

-¿Hermana Mary? ¿Qué...?- Alicia comenzó a llorar.- ¿Qué está pasando? 

-Shh... tenemos que llevarnos a Emma, antes de que sea tarde. Ya habrá tiempo para explicaciones. Vamos. 

Alicia la cogió por los brazos y la hermana Mary, por las piernas. Y mientras abandonaban aquel lugar lleno de muerte y dolor, las dos mujeres miraron hacia atrás, observando como el cuerpo de An, pálido y sin vida, se quedaría allí, el resto de los días.  

Metieron a Emma en uno de los coches que habían estado en la entrada de la antigua serrería desde que ella llegó, hacía apenas unas horas. 

-Todo ha pasado tan deprisa...- añadió Alicia, desfigurada por la situación.

-¿Deprisa? Lleva ocurriendo desde aquella noche, querida. 

Y sin decir una palabra, Alicia desvió su mirada hacia el exterior del coche, soltando una lágrima tan sincera, tan dolorosa y tan necesaria, que hizo que sus ojos se desprendieran de toda la vida que albergaban. 

RÉQUIEM [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora