LA NOTICIA

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Esa misma noche, Emma despertó. La primera en oir la voz de Emma fue Alicia, que lo más rápido que pudo fue hacia la habitación. Y luego, la hermana Mary.

-¿Alicia?- preguntó Emma confundida. 

-Emma, soy yo. Estoy aquí. Estás a salvo. 

-¿Dónde estamos?

-A salvo, Emma. Ya habrá tiempo para las respuestas. 

-¿Cómo hemos salido de ahí?

-Lo mató. 

-¿Quién?- dijo ella, exaltándose. 

En ese momento, Alicia miró a la hermana y seguidamente, Emma.

-¿Tú?

-Sí. Fue ella- respondió Alicia. 

-Tú dejaste que me sacara del centro, esto ha sido por tu culpa. Me oyes, ¡POR TU CULPA!

-Emma... basta- añadió Alicia.- La hermana nos ha ayudado. Cuando descanses te contaremos todo lo que pasó. ¿Vale? Todo. Te lo aseguro. 

-Vale... 

Alicia salió de la habitación junto con la hermana Mary. 

-Yo... lo siento. Ella cree que...

-Tranquila, Alicia. Lo entiendo. 

-Vale... yo... buenas noches. 

-Hasta mañana, querida. 

Alicia entró en la habitación, besó a Emma como nunca antes y le recordó lo muchísimo que la quería. 

...

Al día siguiente, las tres se levantaron a la misma hora y Alicia, preparó algo de desayuno. Mientras disfrutaban del café, las dos (La hermana Mary y Alicia) explicaron todo lo ocurrido a Emma. Desde su salida del Saint Marie hasta su salida de la serrería. Y pareció sentirse culpable después de lo que le dijo a la hermana la noche anterior. 

Tras varias semanas conviviendo juntas, empezaban a entenderse cada vez mejor. Ninguna echaba en falta nada de sus antiguas vidas. Pero cuano nada podía ir mejor... Emma comenzó a mostrar un aspecto terrible. Nauseas a todas horas, jaqueca, dolores de estómago... Un médico vino a atenderla a casa, después de varios días con los mismos síntomas. El médico habló con la hermana, que se hizo pasar por la madre de ambas chicas. 

-Oiga señora, su hija presenta síntomas propios del embarazo. Vendré cada dos semanas a hacerle una revisión. Sólo puedo aconsejarle manzanilla y baños de agua caliente, es todo. Hasta pronto. 

La hermana Mary no podía creer lo que estaba oyendo. No se hacía a la idea. 

-Chicas... 

-¿Qué ha dicho el médico?- preguntó Emma.

-Emma... estás... encinta. 

-¿Qué? Tiene que ser un error. Yo no...

-Dios mio- dijo Alicia.

-Fue él, ¿verdad? Fue ese hombre, ¿no? El que me sacó del centro...

-Sí- respondió Alicia. 

-Dios santo, ¡NO!- dijo Emma entre llantos. 

-Sh... intentó calmarla Alicia.

-Dejadme... Marchaos. 

Alicia y la hermana Mary salieron de la habitación y escucharon los llantos de dolor de Emma durante toda la tarde.

[TOC TOC- picó Alicia a la puerta de la habitación]

-Pasa- dijo Emma.

-¿Cómo estás?

-Alicia... lo he pensado. He imaginado lo peor. Me he puesto en vuestra situación y en la mia... Y en la del bebé... 

-¿Y qué has decidido?

-Aun así... ¿serás capaz de quererme?

-Sí, no lo dudes ni un segundo.

-No puedo hacerle daño. Es mi...- comenzó a llorar- Es mi pequeño. Nuestro pequeño. 

A Alicia se le escapó una lágrima por la emoción del momento. 

-Alicia y... ¿serás capaz de quererlo a él?

-Sí, incluso hasta más que a ti, cariño. Es nuestro. Lo cuidaremos y enseñaremos a ser como sus madres. 

-Te quiero, Alicia...

-Y yo Emma, os quiero. 

La hermana Mary observaba la escena desde la puerta, sonriendo mientras varias lágrimas mojaban sus mejillas. 

Emma miró a la hermana.

-Gracias, hermana. 

-Gracias a vosotras, queridas. Os lo debo. 



RÉQUIEM [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora