-Buenos días, Adéle. ¡Y muchas felicidades!
-Buenos días, mamá. Gracias, te quiero.
Aquella mañana de sábado, hacía nada más y nada menos que 12 años desde que Alicia dejó atrás a su amante, al gran amor de su vida, Emma. Y una niña increiblemente preciosa, alta, de pelo castaño claro, la viva imagen de su madre era lo único que le quedaba de ella.
-Hoy, cariño, tengo pensado un plan. Algo distinto... Creo que menos enrollado que de costumbre pero aun así es algo que debes saber, porque forma parte de tu vida y sobretodo de este día tan importante.
-Lo sé, mamá... Ojalá ella estuviera aquí.
-No está fisicamente, pero está. Y adivina que...- dijo Alicia.
-¿Qué?- preguntó la pequeña.
-Está orgullosa de ti, eso no lo dudes. Bueno, vístete Adéle.
-En seguida...
Tras un pequeño viaje en coche, madre e hija llegaron al lugar. Un lugar que puede tener tantos significados para las personas. Buenos, no tan buenos, malos... Un lugar que prefieres evitar, porque rebosa muerte y putrefacción. Un cementerio.
-Vamos- dijo Alicia abriéndole la puerta del coche a Adéle.
Se dirigieron por unos pequeños caminitos entre tumbas y más tumbas a una diferente, una totalmente blanca, llena de flores de todos los colores, de todos los tipos... Era magnífica tanta belleza en un lugar tan inhabitable.
-Adéle, lee lo que pone. Vamos.- mandó Alicia.
-Emma Alard. Es ella, ¿no?
-Sí, Adéle. Es tu madre. Hoy hace doce años que falleció. Doce años de lucha continúa, de dolor, de cansancio, de amargura... Pero ahí estabas tú, tan frágil y pequeñita, llena de vida y felicidad y supiste como colmar mi corazón roto una vez más, y es que cuando te vi, supe que serías así. Tu madre te quiso hasta el último momento de su vida. Y tú, como era de esperar, has sabido respetar su ausencia. Te he criado todo lo mejor que he podido, pequeña. Te he dado mi amor y he dejado en tus manos mi cariño y siempre has sabido como devolvérmelo. Creo que es hora de que sepas la historia que jamás te conté:
Tu madre, Emma fue el amor de mi vida desde el día en que la vi. Desde la primera noche que pasé abrazada a ella hasta el día en que su cuerpo se unió al mío. Nuestro amor era tan fuerte, tan sincero, tan esperado... que ni la muerte han podido arrebatarme su imagen. Pasaron muchas cosas, Adéle. Muchos problemas, mucho dolor y muchos llantos. Y aunque en realidad nunca has llevado mi sangre corriendo por tus venas, eres mi pequeña. La tía Mary nos ayudó, aunque al principio era nuestro mayor obstáculo. Por desgracia ya sabes que nos dejó cuando tu a penas tenías tres años. No te pido que lo entiendas, ni que lo apruebes, sólo te pido que no olvides quién eres, que no cambies... Eres absolutamente lo que mamá quería que fueras. Siempre fuiste nuestra luz al final del túnel, nuestra suerte. Dale a conocer al mundo tu alegría, pero no abras tu corazón con cualquiera, no vaya a ser que te lo rompan. Y pequeña, si algún día tocas fondo recuerda que sólo tienes una opción y es volver a subir. Y si amas, ama con locura. Y si pierdes, vuelve a intentarlo. Sé libre, porque es lo que queremos que seas. No te arrepientas de nada. No tengas miedo de fallar, ni de arriesgarte. Vive, Adéle. Nunca sabes qué momento puede ser el último...- Una lágrima cayó por la mejilla de Alicia mientras su voz se quebraba y abandonaba el lugar.
En aquel momento, después de que Alicia comenzara a caminar de nuevo hacia la salida, la pequeña Adéle pasó su mano por el nombre de su madre esculpido en aquella piedra fría mientras miraba al cielo...
-Mamá, no se cuando estaremos juntas, pero hasta entonces, no te olvides de mi...
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RÉQUIEM [COMPLETA]
УжасыAlicia es una adolescente de 16 años que vive en París, se ha visto involucrada en el asesinato de otra adolescente y amiga suya, Adéle Bonnet. Tras seis meses de espera para el juicio, se somete a sesiones semanales de psicología, pero la justicia...