LO INESPERADO

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Después de unos minutos eternos de silencio en el coche, la hermana Mary rompió el hielo haciéndole una pregunta a Alicia.

-¿Por qué crees que te ha pasado todo esto?

-¿La verdad?- dijo Alicia con voz quebrada.- No lo sé.

-Adéle... ella te metió en esto.

-¿Qué está diciendo?

-No fue directamente, pero esto es por su culpa.

-No entiendo nada, ¿Qué tiene que ver Adéle? ¡Está muerta!

Un mar de dudas la invadieron, pero la respuesta de la hermana Mary fue clara.

-Ese taxista se llama Ben. Estaba obsesionado con Adéle. Él sabía de sobra que a quién realmente amaba Adéle, era a ti Alicia. Por eso la mató. Nadie sospecharía de él, y el peso de su asesinato, caería sobre ti.

-¿Cómo sabes todo eso?

-Ben, el taxista, fue el mismo hombre que sacó a Emma del centro. Me contó todo su plan, pero me amenazó. Me dijo que si movía una sola ficha en falso, me mataría. Una mañana una nota escrita en una servilleta estaba sobre la mesa de mi despacho. Decía que el centro ardería en el infierno. Entendí el mensaje, iba a prenderle fuego. Así que huí. Él pensó que seguía allí, pero no... No estaba. 

-¿Con la gente dentro?

-Esos pobres marginados sociales hubieran estado peor si hubiesen salido. Nadie sabe que futuro les esperaría... Por una parte, está mal pero Alicia, tú has estado ahí dentro, lo has visto...

Alicia no podía ni pestañear.

-Ahora lo entiendo... En una de las notas que me dejó a mi, me decía que volviera al Saint Marie... Y no lo hice... Dios mio...- dijo Alicia, atónita- Tendría que haberle hecho caso.

-Habrías perdido el tiempo, querida. 

-¿Dónde vamos?

-A la que consideraba mi casa, antes de mi sueño por la fe.- dijo irónicamente.

Tras un largo camino, por fín llegaron. Una pequeña casa de madera a las afueras de París. En algo así como un bosque. 

-Hemos llegado.

-Hay que sacar a Emma- dijo Alicia.

-Deja que te ayude.

La metieron dentro, en la casa. Y la tumbaron en una cama con sabanas blancas, impolutas. La habitación era grande, pero no tenía apenas dos muebles. Un armario y una mesilla de noche. Pero para Alicia, sobraban los adornos. Era lo más acogedor que había visto desde que no pisaba su casa. 

-Alicia, ven por favor. Al salón.- dijo la hermana Mary.

-¿Qué pasa?- respondió ella.

-¿Qué piensas decirle a tus padres?

-¿Mis... mis padres? Creo que es mejor que piensen que he muerto. Que mi cuerpo yace entre las cenizas del Saint Marie...

-Emma está estable. Tiene pulso y respira sin problema. Está así por el shock. Pero pronto volverá a estar como nueva.

-Bien...

La hermana Mary se levantó.

-Oye Alicia, sé que no es fácil vivir esta situación y que no asumes todo lo que te ha pasado. Pero créeme, todo podría ir peor. Sólo quiero que confíes en mi. Y que entiendas esto como una disculpa frente a todo lo malo que te pasó en el centro. No te lo merecías. Ni te lo mereces. Pero la vida a veces, te ahoga. Te quita toda esperanza, toda razón por la que seguir luchando. Y luego, te sonríe. Te prepara para lo mejor... Duerme un poco. Hasta mañana. 

-Gracias, hermana...- dijo susurrando.


RÉQUIEM [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora