Hey tu, la rubia:
Esta mañana estaba despierto, los nervios carcomían mi cerebro; escuche un chirrido y al abrir los ojos te encontré mirándome.
-Hola Silena-susurre.
-Hola Fo; solo...venia a desearte suerte en la operación, se que es grabe,que tu cuerpo debe aceptar los pulmones y eso, pero...espero que todo vaya bien.
-Gracias-sonreíste débilmente, no creas que no note que algo sucedía-tu...escuche que también te operarían.
-Si...emm...una operación de la cabeza-no me observabas, tus ojos estaban clavados en el suelo.
-Hey-levantaste la mirada-Todo ira bien.
-Lo se.
Los médicos entraron diciéndote que en unos segundos te llevarían al quirófano, les pediste un segundo y me miraste.
-Tengo una sorpresa para ti.
¿Sabes? Lo que menos esperaba era que te levantaras, la sonrisa apareció en mi rostro sin dudarlo; pero aun así vi lo débil que estabas y lo que te dolía mantenerte en pie; nos e como ni porque mis manos viajaron a tu cintura para ayudarte a soportar tu peso.
-Silena debemos irnos-escuche al medico a lo lejos, pero yo solo te observaba, recorría tu rostro como si fuera la ultima vez que te vería.
Levantaste la mirada y recorriste mi cara con tus pupilas, vi tus labios torcerse hacia arriba y sin que pudiera decirte lo bella que te veías tu simplemente me besaste, no puedo explicar con claridad lo que sentí, simplemente diré que amo las mariposas en mi estomago, no espera, con mariposas me quedo corto, creo que había dragones lanzando fuego dentro de mi estomago. Jamas habías besado a alguien, se notaba por la manera insegura de moverte, pero aun así no te separaste de mi y te ame por eso, por regalarme tu primer beso y por dejarme enseñarte como hacerlo. El aire comenzaba a faltarme pero tu sonreíste y me dieron aun mas ganas de saborear tus labios, de sentir ese riquísimo sabor a frutilla que tenias, de sentir como encajábamos perfectamente y como me hacías sentir lo que ninguna otra chica produjo en mi al besarme; te tome sin pensarlo por la espalda y te apegue a mi cuerpo sintiendo tu piel fría en contacto con mi cuerpo caliente; pero tu te separaste lentamente dejándome con las malditas ganas de seguir besándote, vi tus ojos y sonreí como un idiota.
-No lo olvides-dijiste sentándote en la silla de ruedas permitiendo que te sacaran de la habitación-te amo Fo.
No me dejaste contestar, simplemente me dejaste con un hermoso hormigueo en mi cuerpo y con las ganas de esperar a contestarte luego de la operación.
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Hey tu, la RUBIA!!
Short StoryEs que a veces no son necesarias las palabras, a él, por ejemplo, solo le basto una sonrisa para enamorarse perdidamente.