Cuatro

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Natasha no terminaba de entender muy bien por qué Barton la invitó a su casa. Y por qué ella aceptó.

Eso pensaba mientras caminaba hacia la dirección que él le había mandado varias horas después de la última vez que lo vio en SHIELD.

El mensaje contenía la dirección de su casa, y además un: «Te espero! :)»

Con una carita.

¿Una carita?, pensó Natasha. Era la primera vez que le mandaba una. Él siempre había sido un poco seco en los mensajes, tampoco se mensajeaban tanto, eran más de llamadas. Supuso que eran los aires festivos, el espíritu navideño —como él lo había llamado — o la emoción del año nuevo lo que lo impulsó a mandárselo. Aunque no estaba convencida.

Había veces que no comprendía muy bien a Barton. Y era por eso que también no comprendía muy bien el porqué la invitó.

Hace solo cuatro meses que lo conoce. Y no sabía si considerarlo un amigo, porque ¿si no era amigo, entonces qué era?

A pesar de que había sacado alguna que otra conclusión de cómo era su personalidad ese entonces que lo vio e interactuó con él la primera vez; lo analizó, lo estudió y lo conoció realmente trabajando juntos, en SHIELD. No tardó mucho en hacerlo, ella era rápida y atenta, además de que por el capricho de Fury lo tenía a Barton encima vigilándola todo los días e iban a misiones constantes siempre juntos y así se le hizo mucho más fácil. Descubrió a un hombre tranquilo, sencillo, precavido, bromista pero reservado. Creyó que después de que se había creado una especie de vínculo especial entre ellos en Budapest, iban a volverse mejores amigos pero todo se volvió inconcluso para la espía a medida de que pasaba el tiempo; Barton no la trataba como se imaginaba que lo hacían los amigos, supuso al principio que se estaba apresurando en sacar esa conclusión porque no llevaban mucho tiempo juntos, pero transcurrían las semanas y él no parecía interesado en llamarla por su nombre, siempre por su apellido, como manteniendo la formalidad. Sus conversaciones no duraban mucho, no le contaba mucho de su vida fuera de SHIELD, sus bromas escaseaban, en los entrenamientos apenas intercambiaban palabras, en las misiones era un poco rígido y exigente, parecía no querer direccionar esa relación a un camino de amistad.

Natasha no prestó atención a esa sensación espesa y molesta que atacaba a su corazón y siguió caminando, esquivando a la gente que avanzaba de a montones por la vereda.

Supuso que Barton sólo estaba con ella por órdenes de Fury. Aunque no tenía sentido, ¿entonces por qué me ayudó? ¿Por qué me salvó?, se preguntó. Se detuvo en una esquina y esperó al semáforo con la incertidumbre abrumandola.

Continuaba pensando en Barton. Se dio cuenta, estando muy zambullida en sus pensamientos, que el arquero en realidad no tenía amigos en SHIELD. Cuando él almorzaba en el establecimiento, varias veces lo vio sentado solo en una esquina, apartado de los demás agentes como si no quisiera que lo molesten y cuando ella no quería entrenar, también lo hacía solo. Saludaba a algunos agentes que se cruzaba por los pasillos con palabras cortas y simples, pero no lo suficiente para demostrar interés. Sí se notaba que se llevaba bien con sus superiores, Hill y Coulson, lo vio entablando conversaciones animadas, pero nunca llegaba a cruzar ese límite de compañeros de trabajo.

Quizá Barton era así, solitario. O no le agradaba cierta gente.

El semáforo dio la señal de avance a los peatones y Natasha cruzó rápido la calle. Trató de alejar esos pensamientos para enfocarse en si de verdad debería ir a la casa de Barton o debería volverse, poniendo una excusa, pero cuando pasó al lado de un restaurant y vio a una pareja cenando en una de las mesas exteriores, recordó el primer día que pasó en SHIELD.

La hora del almuerzo había llegado, y ese era el único momento que Barton no necesariamente tenía que estar vigilándola. Aunque quería almorzar con él, había decidido darle un tiempo de libertad de su persona y con bandeja en mano, buscó un lugar para sentarse o alguien con quien compartir mesa que quisiera entablar una conversación, pero su pasado y mala fama solo le consiguió miradas incómodas de los demás agentes, sentía que la juzgaban o que pedían a gritos que no se le acercaran con tan solo mirarlos a los ojos. Miró a su alrededor en busca de una mesa libre, y lo vio a Barton apartado de todos, estaba solo y no parecía molestarle. Luego vio una mesa vacía y cuando se estaba dirigiendo a ella, oyó la voz de arquero llamarla por su apellido. Ella se acercó y Barton le preguntó si quería almorzar con él. Desde ese entonces, y cada vez que Barton la veía a Natasha ingresar a la cafetería, le hacía la misma pregunta.

Mientras Natasha cruzaba un parque, varias ideas se le vinieron a la cabeza. Nunca notó que la invitaba a almorzar con él por obligación y aunque mucho no hablaban en lo que duraba el almuerzo, nunca pareció incomodarle los silencios, disfrutaba a su manera la compañía de ella. Los entrenamientos, cuando entrenaban juntos, duraban casi dos horas cuando en realidad solo necesitan treinta minutos. Tampoco no hablaban mucho durante ese lapso, pero si duraba tanto era por algo. Se dio cuenta también que si bien algunas de las bromas que hacía Barton le parecían graciosas, ella casi nunca se reía, quizá por eso él las fue disminuyendo. La única vez que quizo llamarla por el nombre que le cedió SHIELD, se equivocó y le dijo "Natalia", con el apellido no le pasaba lo mismo.

Natasha tomó una avenida que la iba a acercar a donde vivía Barton, y sonrió. De a poco tenía sentido. Había veces que el arquero pronunciaba palabras acotadas y nada más cuando trataban de conversar, no parecía demostrar emoción alguna por estar a su lado sin embargo la buscaba siempre para estarlo. Le sonreía cuando la notaba cansada, había veces que no se hablaban durante todo el día pero cuando era hora de lanzarse a una misión le rogaba que tenga cuidado y le aseguraba que cubriría su espalda aunque sea lo último que haga.

Quizá Barton sí era su amigo, a su manera.

Todavía, sin embargo, seguía un poco confusa con respecto al comportamiento del arquero y las dudas que se planteó en un principio. Sabía que las iba a respoNder aquella noche.

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