Cero

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—¿Tan rápido se tienen que ir? —preguntó Clint, con ligero pesar en su voz.

Barney y su familia estaban poniendose sus abrigos, ya para marchar. Emma procuraba abrigar bien a ambos hijos, obligándolos a ponerse gorros, bufandas y guantes. 

—Todavía falta para las doce —agregó.

—Ya lo sé, pero queremos pasar viendo el show que hay en el centro de la ciudad, después nos esperan cuatro horas de viaje hasta casa —explicó el hermano mayor—. Y Emma ya está un poco cansada.

—Creí que iban a venir a festejar año nuevo conmigo, no a irse temprano para reemplazarme por un show.

—Nunca dije que íbamos a pasar año nuevo con vos, dije que íbamos a celebrar fin de año con vos. Eso es diferente —dijo y terminó por subirse el cierre de la campera hasta arriba.

—Pero la pasamos muy bien, Clint —habló Emma—Gracias por todo. —Y se acercó para saludarlo con un cálido abrazo. Luego hizo lo mismo con Natasha—. Y un gusto haberte conocido al fin, Nat. Podes venir a visitar a los niños cuando quieras, y luego te aviso cómo vamos a nombrar al bebé.

—Gracias, Emma. Fue lindo conocerte también.

Barney saludó con un apretón de manos a Clint, y con un beso en la mejilla a Natasha. Seguido, ambos niños saludaron a la pelirroja con un fuerte abrazo que ella recibió gustosa y les prometió visitarlos pronto. Saludaron a su tío con igual de entusiasmo y éste los acompañó hasta la puerta, recordándoles que le avisen cuando llegaran a su casa.

Cuando Clint volvió al living, se sorprendió al ver que Kate también se estaba alistando para irse.

—¿Qué? ¿Vos también te vas?

—Sí, tengo que ir a alimentar a mi pez —dijo y recibió de parte de su amigo una mala mirada—. Está bien, en realidad quedé para juntarme con unas amigas. Pero vine a comer la última cena del año con vos, así que no te quejes, sentite privilegiado.

—Me decepcionas.

—No exageres. —y lo abrazó rápidamente. Le dio un abrazo igual a Natasha—. Me encantó haberte conocido, Nat. Algún día vamos a ir de comprar juntas, como lo dijimos.

—Claro que sí, Kate.

La pelinegra volvió a saludar a Barton, intercambiaron unas cuantas palabras más donde Kate le recordó de un entrenamiento con el arco, y se fue dejando por unos segundos un silencio profundo en el departamento de Clint.

—Creo que… —dijo Romanoff después de unos segundos— yo también debería irme.

La sonrisa con la que Barton había mirado a la pelirroja antes de que hablara, se borró.

—Pero… —Barton se detuvo, quiso decirle tantas razones o excusas para que se quedara que las palabras se le amontonaron. La miró con un deje de tristeza en su mirada.

Dio varios pasos hasta que quedó cerca de ella, observó como tenía los labios presionados y cierta incomodidad en su mirada. Ella no iba a decir nada, estaba esperando que el arquero hable.

Barton miró rápidamente el reloj que colgaba de la pared y se volvió a Romanoff.

—Son recién las once de la noche —le dijo—. Bueno, en realidad no falta tanto. Y todavía tenemos dos botellas de champaña sin abrir. Podemos esperar a que sean las doce mirando alguna serie, tengo varias para ver.

La pelirroja no dijo nada, estaba indecisa y esperaba que Barton le dijera algo para terminar de convencerse.

—Quedate un ratito más, Romanoff. No quiero que te marches tan pronto, quiero recibir el año nuevo con vos.

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