Dos

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—¡No puedo creer que no me dijiste que la ibas a invitar! —se quejó Kate mientras ingresaba a la cocina y cerraba la puerta para que nadie escuchara.

La joven se había levantado del sofá con el pretexto de ir a ayudar a Clint, que luego de esa charla sobre la bebé -ya se había ilusionado con una niña- había vuelto a la cocina a terminar con los preparativos para la cena.

—Me hubiera vestido mejor, o arreglado mejor para impresionarla —agregó.

Clint, que estaba agachado observando la comida del horno por el cristal de la puerta, se enderezó y la observó entrecerrando los ojos.

—Fue algo de último momento, sino te hubiera avisado.

—¿Qué te hizo querer invitarla? Siempre la tenías guardada para vos solo.

—Qué sé yo. —se encogió de hombros—. No quería que lo pase sola, es su primer año acá. Además, creí que me iba a decir que no. Bueno, en realidad lo hizo, pero le insistí y sorprendentemente accedió. —Hizo una pausa— También quería que los conozca de una vez por todas. ¿Qué te pareció?

—¡Es genial! Bueno, no habló mucho hasta ahora pero —soltó una risita— es genial de todos modos. Y muy hermosa.

—No entiendo mucho por qué te emociona tanto conocerla...

—Porque es asombrosa. Si con tan solo la mirada parece que puede matarte, imagínate cuando verdaderamente lo intente.

—Lo hago —comentó Barton, ella no le prestó atención, siguió hablando.

—Quiero que seamos amigas así me enseña sus trucos, a defenderme y a matar a un hombre con tan solo un dedo.

—Kate, Romanoff no puede hacer eso.

—Bueno —admitió rendida—, pero vi que te deja varios moretones cuando entrenan y yo quiero saber cómo hacer eso. Pensalo, con lo que me estás ayudando a mejorar con el arco y con los movimientos de Natasha, voy a estar apta para cuando a SHIELD se le ocurra formar un grupo de súper héroes.

—No creo que entras en esa categoría, Kate —opinó Barton—, no sos súper.

—No destruyas mis ilusiones, tonto.

—Perdón —se disculpó con una sonrisa divertida—. Si esto te hace sentir mejor, creo que le caíste bien a Romanoff.

—¿Eso crees?

—Sí, Kate. A nadie le podes caer mal. Van a ser buenas amigas.

—¿Y a vos cómo te va con eso? Me refiero a tu amistad con ella y eso.

Clint suspiró, y se tardó unos segundos en responder.

—Supongo que bien, creo. Me gusta pasar tiempo con ella pero no se si a Romanoff le guste, Fury quiere que la vigile siempre y ya debe estar cansada de mí. Hablamos mayormente del trabajo, de las misiones, muy pocas veces se animó a contarme de su vida. Trato de hacer lo posible para hacernos más cercanos, igual no le debo parecer muy interesante porque...

—¿Cómo que no? Sos un hombre que usa un arco y flechas, y encima con puntería perfecta; no me digas que eso no es interesante —señaló Kate.

—Quizá para ella no lo sea —contradijo Clint, con la cabeza un poco gacha.

—Bueno, sin embargo vino, aceptó tu invitación. Por algo lo hizo. —Le sonrió, dándole ánimos—. Dale tiempo, Clint. Tener una nueva vida no es fácil, y aunque sea la mejor espía del mundo no creo que le sea fácil para ella tampoco. Ya vas a ver que en el futuro van a ser mejores amigos, solo... no te olvides de mí cuando eso pase.

—Eso nunca, Kate. Siempre vas a ser mi amiga malcriada. —Y la abrazó. Ella le correspondió con fuerza.

—Bueno, bueno, bueno —dijo mientras se separaba-, fin de año nos pone un poco sentimentales y emotivos. Es empalagoso, no me gusta.

—Arruinaste el momento —reprochó Barton, y volvió a fijarse en la comida que estaba en el horno—. Creo que esto está listo. Vayamos preparando la mesa. —Volvió a mirarla—Y por favor, no me hagas pasar vergüenza en frente de Romanoff.

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