Capitulo 2.

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La mujer que acababa de sentarse en la silla del escritorio principal alzó la mirada. Los ojos azules recorrieron descarados a Sasuke. Perfecto dios griego, podría hacer mojar la tanga de cualquier mujer con solo mirarlo. Una playera negra, apretada, que dejaba ver los músculos del brazo y daba a imaginar que abdomen tendría… unos pantalones del mismo color, no eran estrechos. Y unas botas militares.

La secretaria se movió en su asiento, era un hombre excitante. Lo miró a los ojos, intentando recuperar la compostura.

- Ho-hola… ¿Lo puedo ayudar en algo?

- Ajá. – dijo con un tono ronco, vacilante. – Quiero hora con la señorita Haruno. Necesito urgentemente que me trate la espalda. La secretaria miró en la agenda.

- Bueno… ¿para cuándo lo quiere?

- Para ahora mismo. – la mujer abrió algo los ojos.

- Oh… creo que esta hora… - recorrió con el dedo la agenda. – Si, está libre.

- Entonces ¿puedo pasar ya? – dijo con una Sí, claro, claro… - dijo hundiendo los ojos en los labios de Sasuke.

- Gracias.

Disimuladamente, colocó una micro cámara en la parte posterior de la mesa de la secretaria. Luego se dirigió a la puerta donde ponía ‘espere su turno’. Entró sin avisar, sabiendo que aun era observado por la rubia secretaria.

- Madre mía. – susurró observando la espalda y trasero de Sasuke.


Sakura no se dio cuenta de que alguien había entrado en la clínica. Y A esa hora no venia prácticamente nadie. Así que se había dispuesto a cambiarse. Sasuke se encontró en un pasillo, no muy largo. Dedujo que era la primera puerta a la derecha. ‘Dra Haruno'.

Sasuke entró sin picar a la puerta.

Se encontró con la mujer de antes, Ahora solo en ropa interior. Sakura se giró, sobresaltada. Sasuke no pudo evitar quedarse mirándola. Unas curvas perfectamente hechas para que él pasara la lengua. Pechos firmes bien resaltados en un bra color gris, del mismo color que el tanga, que dejaba a la vista unas buenas nalgas. Sakura se tapó con su bata de masajista.

- ¿Se pensaba quedar mirándome todo el día como un baboso? – le espetó Sakura, cabreada y sonrojadísima.


Sasuke se rió. Además con buen carácter. Eso lo exitaba.


Sakura era buenísima. Al menos con su trabajo, había conseguido que se exitara con tan solo un masaje de espalda. Nunca le había pasado algo así. Sasuke salió del centro de masajes después de colocar alguna que otra cámara en lugares claves. Fue hacia el café en el que había quedado con Mei Terumi. Entró y se pidió una cerveza, bien fría. Dejó su chaqueta al lado de la butaca del bar mientras esperaba a la camarera o a que llegara Mei, así como él y muchos otros la llamaban en el trabajo.


- Hola, cielo. – alzó la vista del periódico. Aquella morena despampanante era el centro de miradas ahora. Se sentó frente a él.

Protegeme [Sasusaku] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora