Capitulo 7.

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- Lo… lo siento. – se disculpó, y a Sakura le sorprendió que lo hiciera.


- No pasa nada…


- Si, si pasa te he hecho daño, y eso que no he llegado a nada. – suspiró mirando sus manos que aun estaban ahuecando los sensibles y duros pezones de Sakura, por fuera de la camisa. Las retiró rápidamente. Deseaba a esa mujer como nunca había deseado a nadie. Y ahora que se arrepentía de lo que acababa de pasar, intentaría que eso, no volviera a suceder. – Lo siento. – repitió de nuevo.


- No pasa nada. – dijo ella sonriendo y acariciándole el pelo. – se que no lo hiciste con mala intención. – se bajó de la mesa en la que Sasuke la había sentado – olvidémoslo, solo fue un calentón.


Y vaya con el calentón.


Sakura sirvió los platos. Sabía que a pesar de que le había dicho a Sasuke que se olvidaran de aquella tontería, no tendrían el mismo trato. ¿Y qué trato? Si Sasuke la odiaba... y ella a él. Era basto, arrogante y creído. Que estuviera bueno era un tema aparte. Un escalofrío le recorrió el cuerpo. Sasuke era experto en tratar a las mujeres, y ella apenas sabía nada sobre el sexo. Ni pensar en acostarse con Sasuke. No, no, no. ¿Y si eso volvía a pasar? Intentaría evitarlo, aun que desearía que no fuera así, y que

ella y Sasuke guardaran las distancias.


- Te ha quedado muy bueno… - dijo Naruto rompiendo el hielo.


- Oh… - Sakura se sobresaltó – gracias.


- ¿Son raviolis, no?


- Si… aficionada a la música italiana. – sonrió – con carbonara están buenísimos.


Sasuke no dijo nada en toda la cena. Sakura se sentía algo cómoda con unos ajustados bóxers de licra de Sasuke, aun que le hacían bolsa por delante… otra de las muchas cosas que delataban el tamaño de su masculinidad. En el café Naruto volvió a romper algo el silencio.


- ¿Y estás con alguien?


- ¿Cómo? – ella rió – no, no tengo novio ni nada ahora mismo. – sonrió.


- ¿Y Deidara?


- No es ni era ni será nunca mi pareja. – se rió


- ¿Pero te acostaste con él? - Sakura casi se atraganta con su cortado


- Por dios, no me acostaría con él. – se rió – Yo… - estuvo a punto de desvelar algo, de pasar vergüenza delante de dos hombres que se la comían cada vez más con los ojos, expertos en la cama, seguramente. – Yo no tengo tan mal gusto.

Naruto y Sasuke se rieron.


- Así me gusta. Así que nada de nada con Deidara… ni trato, ni hecho. – sonrió Sasuke. – pero juraba que tú eras otra de las zorrillas de su cama.


Sakura lo miró mal. Se levantó y se fue hacia donde Sasuke le había enseñado la habitación de invitados.


- Perfecto, la has cagado… hasta el fondo. – Masculló Naruto recogiendo su plato.


Sasuke se encogió de hombros, ayudando a recoger los platos y meterlos en el lavavajillas. Un hombre duro, pero no le quitaba el ama de casa que llevaba dentro. Cuando terminó se dirigió al cuarto donde estaba Sakura. Dormida. Estaba tumbada con una pierna arqueada. Su propia camisa subida, dejando ver el plano vientre con el ombligo. Se acercó, con silencio – por algo era agente de la CIA porque sabía tener cuidado – . La tenue luz de la lámpara resaltaba sus rasgos. Su pelo caía despeinado y natural por la almohada. Su piel blanca, los parpados cerrados, la respiración pausada y tranquila. La excitación volvió al ver toda la imagen, acompañada de el aroma a mujer que desprendía, que había impregnado una de las habitaciones de su propio chalet el que solo olía a testosterona de Naruto y él. Se inclinó para olerla. Melocotones, fresas, todas las flores del mundo juntas. Se subió con cuidado en el pie de cama y se quitó el jersey. Demasiado calor. Siguió avanzando y se inclinó, subiendo con sumo cuidado el jersey de ella hasta por encima del pecho. Los observó con cautela, embobado, y nunca mejor dicho. Y Sakura seguía plácidamente dormida. La pausada respiración hacia que los pechos subieran y bajaran rítmicamente.


Sasuke se tuvo que desabrochar los pantalones, no podía más. Si seguía así le quedaría la cremallera de los pantalones marcada de por vida. Sintió un gran alivio. Se inclinó, quería probar esos estupendos pezones. Quería que la suave piel de Sakura se erizara por su culpa, quería que sus deseables pezones se erectaran a causa de su lengua. Tenía ganas, pero si hacia algo así, la despertaría. Se contuvo y la siguió observando. Bajó la mirada hacia el bóxer. Se colocó entre las piernas separadas de Sakura. Quería acariciarlas, quería tocarla, toda. Rozó sus labios contra ese bóxer tan jodidamente conocido. Ahora impregnado de la feminidad, de la flor de Sakura. Estaba duro, estaba más que eso.


Sakura sentía la respiración de Sasuke. Hacía rato que sentía su presencia, no estaba del todo dormida, y eso la había acabado de despertar. ¿Qué haría? Ella se había dejado desnudar casi completamente.

Sasuke le había echado un vistazo a sus pechos, y ella no se lo había impuesto. Estaba tan sumamente excitada que aceptaría cualquier cosa que Sasuke le ofreciera.


A él le vino ese dulce y fuerte olor de nuevo. Sonrió.


Excitada, caliente.


Eso fue la gota que colmó el vaso, Sasuke iba a correrse antes de mojar. Sonrió de nuevo y miró la supuestamente cara dormida de Sakura. Volvió a inclinarse, deseaba con todo su ser saborear a Sakura, hasta la última gota de ese manjar delicioso que emanaba de su pura feminidad. Le arrancó los bóxers, bajándolos con los dientes. Todo pasó tan rápido, que cuando Sakura se dio cuenta, ya tenía la lengua de Sasuke paseándose, disfrutando, de arriba abajo por toda esa mojada hendidura.

Protegeme [Sasusaku] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora