Capitulo 5.

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Salió del coche y se dirigió al copiloto. Sakura se había olvidado de todo, hasta de desabrocharse los pies. Sasuke abrió la puerta y al ver que aun seguía con la cuerda se agachó y se la desabrochó. Sakura se sonrojó al sentir la respiración de la boca de Sasuke chocando contra su muslo. Pronto la cuerda cayó al suelo.

- Habrá un par de normas. – dijo Sasuke, estricto – No intentaras huir, a no ser que quieras que te maten – rió – Aunque es prácticamente imposible, el acceso aquí es muy difícil hay muchas armas de protección contra personas alienas. Esta enorme cala es mía, todo lo que tiene me pertenece a mí. – la miró – Ahora tú estás incluida a la lista.

- No te pertenezco – musitó Sakura.

- Ahora sí. Estas en mi propiedad, eres de mi propiedad. – la miró – prométeme que por tu seguridad no saldrás de la isla.

Sakura agachó la mirada.

- Sakura. – la primera vez que decía su nombre. Y fue como el mejor de los roces, su piel se erizó.

- Bueno... – dijo con énfasis en la segunda vocal.

- Sakura. – volvió a repetir con más seriedad – si te pasa algo yo seré el responsable.

- De acuerdo… - suspiró - ¿Hasta cuanto tendré que quedarme aquí?

- Hasta que encontremos a los secuaces de Deidara que van a por ti. – empezó a caminar hacia una puerta – O los mataran mis compañeros… - la miró sonriendo – o vendrán y me cargaré a los secuaces de Deidara, uno por uno.

Sakura tuvo otro escalofrío. Sasuke era un tipo duro, no le importaba matar a la gente.

- ¿Te gusta tu trabajo? – dijo Sakura con expresión preocupada.

- ¿Te refieres a matar a la gente? – entró en el ascensor, cogiendo del brazo a Sakura. - ¿O a ser un agente secreto?

- A lo primero…

- No gusta nunca matar a la gente, a no ser que seas uno de esos terroristas, que siguen matando aunque les cueste la vida a ellos.

Sakura observó los limpios trechos de su cara. Era guapo… no, guapísimo. Unos ojos color negros y penetrantes, que clavaban la vista al vacio, una nariz recta y unos labios generosos. Sasuke le pilló la mirada con la suya. Ella agachó la vista enseguida. Él sonrió.

- ¿Qué mirabas? – dijo gracioso. El simple tono de frialdad con la que la trataba antes desapareció.

- Na…nada.

- ¿Te gusto? – preguntó sin más, abriendo los brazos. - ¿te gusta esto, muñeca?

Sakura no pudo evitar morderse un labio.

- Me deseas. – sonrió Sasuke– deseas mi cuerpo ¿verdad?

En ese momento se abrieron las puertas. Sakura salió rápido de allí, más roja que un tomate. Sasuke era un creído. Un creído con el cuerpo de Dios griego. Y la cara de ángel. Topó con algo.

- Perdón. – masculló, aun con la imagen de Sasuke abduciendo su mente.

Un hombre apuesto, fuerte, de rasgos perfectos, rubio y con pequeños pero preciosos ojos azules yacía estático en frente de ella.

Protegeme [Sasusaku] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora