Capítulo 6
Día 25
No se volvieron a escuchar peleas entre Mariana y Kevin, apenas se dirigían la palabra pero no porque estuvieran peleados de nuevo, sino porque estaban intentando "comunicarse mentalmente", entender lo que el otro quería y necesitara sin siquiera pronunciarlo. Debido a que no se conocían muy bien tenían que estar pendientes del otro, para reconocer sus gestos, sus actitudes y sus movimientos.
Pero, a pesar de que observaban detenidamente los movimientos del otro, no lograban encajar sus propios movimientos. Las peleas que tenían contra el señor D siempre resultaban mal porque antes que luchar contra él para someterlo ambos peleaban, recriminando al otro todo lo que se supone que debería hacer. Aquellas discusiones sacaban de quicio al señor D, por lo que los castigaba haciendo extenuantes rutinas de ejercicio, limitando sus comidas y su acceso al baño, prohibiendo que bebieran agua, entre otras cosas.
Día 31
Otro día más sin agua. La boca de Mariana imploraba por algo de líquido, ni siquiera podía tragar saliva sin que aquello resultara completamente doloroso. Sentía que no tenía la fuera necesaria para enfrentar de nuevo al señor D, que ni siquiera podría pararse y estar alerta. Él no solía ser tan malo con ella, cuando Kevin no estaba el señor D no la castigaba tanto. Todo era culpa de aquel niño presumido que, a pesar de estar en las mismas condiciones que ella, parecía seguir teniendo la fuerza para recriminarle por su "falta de acción".
Día 43
— ¡Estoy harto de esto! — gritó Kevin, golpeando con su pequeño puño la pared en la que se estaba apoyando. Hace más de cinco días que estaban en la misma habitación de combate y de la que no salían porque aún no habían logrado vencer al señor D. Extrañaba su cama, quería tener una almohada en la cual apoyar su cabeza.
Mariana ni siquiera había dicho una palabra en esos cinco días. De no ser porque se ponía de pie cuando el señor D entraba, él habría creído que estaba muerta y que era cuestión de días para que su cuerpo emitiera ese olor asqueroso de muerte.
Día 56
— Yo... suelo ir por la izquierda. — dijo Mariana rompiendo el silencio de la habitación.
— Lo he notado, lo cual es estúpido. No eres zurda y tu golpe no sale tan bien.
— Pero a ti te sale mucho mejor la derecha, es por eso que voy hacia la izquierda, para no estorbarte.
— Apuesto que le dolería más si los dos le golpeamos por la derecha y después vamos hacia la izquierda. Podríamos intentarlo.
— No sé si tenga la suficiente fuerza... estoy muy cansada. — admitió ella, bajando la cabeza.
— Esta vez seguro lo lograremos. Yo cubriré tu espalda.
El señor D entró, como tantas otras veces, de improvisto, se lanzó primero contra Kevin por lo que Mariana tuvo el espacio suficiente para ir por la derecha y propinar un golpe tan duro como le fue posible. Aquel golpe lo sorprendió e hizo que se tambaleara. Kevin aprovechó aquello y pateó su pierna de apoyo, haciendo que el hombre cayera de espaldas. Mariana y Kevin se pusieron de pie frente a él, sonrientes con su pequeña victoria, pero el señor D estaba rojo de furia. No los felicitó, no sonrió ni hizo ningún tipo de gesto, se limitó a salir de la habitación como otras veces.
Día 62
Después de aquella pequeña victoria las comidas regresaron, al menos una para que racionalicen hasta el día siguiente. También tenían agua para rehidratarse después de aquellos días difíciles. Pero el señor D ni apareció. Parecía que abandonaba la casa en cuanto se daba cuenta que ellos estaban despiertos.
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Deixar
AksiEres como te han enseñado a ser. Haces lo que te han enseñado a hacer. ¿Qué tiene que pasar para hacer a un lado todo lo que se supone que debes ser? ¿Qué tiene que pasar para abandonarlo todo?