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(Antes de comenzar, informo que estaré subiendo novelas de Panda hechas hace ya varios años y que por lo tanto, están un tanto bobas pues aunque corregidas, la novatez en la estructura y los temas, siguen ahí y de quitársela, perderían su valor 😋)
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-¡Hey! ¿Si vas a ir a la fiesta?-llegó Andrea.
-¿Cuál fiesta?-preguntó Ana-¿A la de...?-miró de reojo al chico.
-¡Claro que a la de él!
-Pues no sé, no me ha invitado-torció la boca.
-No tarda en hacerlo, te lo aseguro-la codeó.
-¡Está tan bueno!-se jaló el cabello-¡Mira nada más!
-Ya sé... y esa retaguardia y... ¡Uff, me muero por verlo en traje de baño!-se mordió el labio.
-¿En traje de baño?
-Sí, va a ser albercada. Va a estar increíble, invitó a todo el salón, por eso digo que no tarda en decirte.
-¡¿A todo el salón?!-Ana se descolocó-¿Incluyendo a esa fenómeno?
-Obvio a ella no ¿cómo se te ocurre?-rió-Pinche emo, ¿Quién la quiere en su fiesta? Pobre huérfana muerta de hambre-volvió a reír mientras se movía de manera coqueta el cabello.
-Hey, shhh-se puso un dedo en los labios-Ahí viene...
-Hola-se acercó Xandy.
-Emm...Hola Xandy-contestó Andrea como queriendo y no.
-Oigan, ¿No saben quiénes irán a la fiesta de Ricardo?
-Todo el salón.
-¿¡En serio!?-preguntó alegre y esperanzada.
-Sí, todo el salón...-la barrió-Excepto tú-echó a reír y Ana con ella para después alejarse.
Xandy se quedó con la cabeza agachada pero la vista alta, mirando como Ricardo daba invitaciones a todos con aquella cálida sonrisa suya conforme pasaba de persona a persona.
A todos les daba invitación... menos a ella.
-Si tan sólo por una vez se fijara en mí...-susurró-En que existo-suspiró antes de, con la autoestima y humor por los suelos, acercarse a su mochila a sacar una de las tantas navajas que llevaba en ella. Descubrió su muñeca ya llena de muchas cicatrices, algunas nuevas, otras ya muy viejas.
Encontró la parte perfecta en su piel para hacer el corte y justo posaba la navaja a la altura, cuando todos los de su salón pasaron corriendo y entre empujones y apretones la mandaron de rodillas al suelo y la navaja a volar en dirección contraria.
-Mi navaja-susurró mirando a todos lados-¡¿Qué no ven por dónde van?!-gritó a los chicos.
-¿Escuchaste eso?-dijo uno que aún estaba cerca.
-Ah, sí... era una abejita molesta zumbando-contestó otro y luego ambos echaron a reír como los cabezas huecas que eran.
Xandy los miró con odio, con desprecio... pero como siempre, calló.
A lo lejos vio la navaja, tambaleante en la reja del caño que estaba en una de las orillas del salón (aquella maldita escuela y su mala arquitectura hacía que en tiempos de lluvia se inundara), a gatas corrió hacia ella y la tomó para luego enderezarse...
... y chocar con alguien que a su vez dio un manotazo haciendo que las gafas de Xandy salieran volando.
-¡Mis lentes! ¡Demonios!-a unos pasos, la persona con la que había chocado parecía desorientada por el golpe. Tambaleante dio un paso hacia atrás y Xandy escuchó como tronaban sus lentes-¡Nooo! ¡Mis lentes!-chilló antes de ponerse roja de ira y arremeter contra el chico-¡Imbécil! ¡¿Por qué no te fijas por dónde vas?! ¡¿Qué te pasa?! ¡¿A caso este mundo es tan cruel que hasta mis lentes quiebran?! Hijo de...-calló al medio divisar entre su ceguera el rostro del chico al que le gritaba.

UNA VIDA PATHETICAWhere stories live. Discover now