Capítulo V; Fly.

22 0 0
                                    

Los días siguientes, HyukJae se la pasó meditando, pensando en lo que había visto, seguro de que aquello no era sólo una alucinación. Recordó y analizó los sueños que había tenido, lo que había sentido, todo. Recolectó cada una de las cosas y las escribió en una libreta. Leyó y releyó todo cuando se quedó dormido y volvió a soñar.

―No puedo creer que no puedas volar.

Habían estado en aquel lugar durante unas horas, hablaron y permanecieron ocultos ahí un rato, donde HyukJae le dijo que no podía volar porque nunca tuvo alas, entonces el castaño le habló sobre que, cada demonio, sin excepción tenía unas, sólo que tal vez él nunca había necesitado sacarlas.

―No importa, te enseñaré a volar.

El ángel le dijo y pronto cuando le observó tenía rostro, era KyuHyun. En el sueño él sonrió, se levantó junto con él y caminaron hacia donde no había tanta maleza. Cuando estuvieron con suficiente espacio, HyukJae miró cómo volvían a salir las enormes alas de su acompañante, tan brillosas como para parecer color plata, pero tan puras para ser blancas. Deseó tocarlas y llevó una de sus manos hasta tocarla con la yema de sus dedos. Eran bastante suaves al tacto y quiso refugiarse en ellas.

Le brindaban seguridad y calidez. No se percató de la reacción del menor, hasta que las plumas esponjosas se crisparon, entonces alzó la mirada y abrió enormemente los ojos cuando notó esa mirada de lujuria. Apartó su mano pero fue atrapado por su muñeca y pronto sintió contra su dorso la suavidad de sus alas, siendo posteriormente rodeado por ellas.

El sonido de la alarma le despertó de golpe, despertó, un tanto exaltado, sabía que había soñado algo importante, pero no sabía qué, no recordaba ni un poco, y eso le frustraba demasiado. Con un humor que ni él mismo se soportaba, hizo su rutina de todos los días, hasta que un acontecimiento sucedió mientras viajaba en autobús, de regreso a casa.

Aquel ser que le había estado siguiendo con apariencia de un humano normal, un hombre un tanto delicado y de rasgos afeminados podía decir; caminaba por entremedio de los coches, su sorpresa no era el joven en sí, sino que aún conservaba aquellas alas plateadas enormes en su espalda, las cuales golpeaban los automóviles en cuanto pasaba. Pudo haberse hecho del baño en los pantalones, como cualquier humano ante una situación similar. Se hizo un ovillo en el asiento donde estaba, pegado a la ventana, esperando no ser visto, aunque fallaba en el intento.

El ser había ocultado sus alas apenas se halló a lado de su autobús. Se encogió más, expectante a lo que haría aquel ser, cuando de la nada lo tuvo a un lado suyo. Sintió que lo tomó de los brazos, levantándolo con facilidad, antes de extender sus alas nuevamente y volar con él, destruyendo así gran parte del bús donde estaba. Se abrazó a sus cosas, sin intentar librarse al ser consciente que si lograba hacerlo caería al vacío. No entendía qué pasaba, pero cuando menos se dio cuenta se hallaba en aquel campo abierto que había soñado ese mismo día y que había recordado anteriormente, aquello le hizo temblar, de miedo y emoción, aunque no sabía por qué sentía lo segundo. Miró cómo iban descendiendo, hasta que el ser le soltó, cayendo de boca en el pasto que llegaba hasta su cadera. Recordando por qué estaba aterrado, se colgó su mochila y comenzó a correr del lado contrario hacia donde iba el ser que no sabía por qué justamente le había tomado a él.

—HyukJae, por mucho que corras sabes que no puedes competir con unas alas. ¿No?

Escuchó, eso le hizo detenerse y girarse, ¿Por qué sabía su nombre? Aquel ser, que ahora no era más que un humano común y corriente de cabello rubio con tintes rojizos se le acercó, con aparente tranquilidad que le desesperaba. Cruzado de brazos, el joven llegó hasta él, a lo que dio un paso hacia atrás, evitando que invadiera su espacio personal. Estaba temblando, cosas como esas no se suponían que pasarían en la vida, ¡No se suponía!

En busca del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora