Capítulo IV; Bolas de papel.

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Capítulo IV; Bolas de papel.

"Toma un papel, arrúgalo en una bolay te darás cuenta que así es el corazón de una persona,
una vez que lo estrujas es difícil dejarlo como estaba."

KyuHyun era perfecto, una digna competencia para él en cuanto inteligencia se trataba, tenía un cuerpo delgado, o bueno, medianamente delgado, el cabello oscuro siempre levantado dejando su frente al descubierto, unos ojos profundos que le incitaban a las más bajas fantasías con promesas inconscientes que ni siquiera sabía que hacía. Era gracioso, terriblemente sexy y le trataba como pocas personas le habían tratado, a él, un ser egoísta, desagradable, vanidoso y déspota. Siempre eran él y KyuHyun, ambos, uno junto al otro contra el mundo. Sabía que se gustaban, con cada plática, con cada abrazo, con cada vez que compartían la comida o repasaban los apuntes. Cada vez que le mordía, cuando parecían más una pareja que simples amigos, cuando uno se desaparecía y todo mundo sabía que con preguntarle al otro bastaba para saber dónde andaba.

KyuHyun era una persona que necesitaba llamar su atención las 24 horas del día los 7 días de la semana, HyukJae era alguien que necesitaba a alguien orbitando a su alrededor todo el tiempo, y KyuHyun era feliz haciéndolo, incondicional, y aunque HyukJae pensaba que era por su capacidad intelectual, al final había entendido que eso no era más que su ego hablando, ¿por qué KyuHyun que era suficientemente inteligente por sí mismo le necesitaba para aumentar su promedio? ¿Tan infeliz había sido él mismo que no podía pensar que podía tener una amistad sin necesidad de que le pidieran algo a cambio?

Su mundo era perfecto, KyuHyun le había presentado a sus amigos, andaba con ellos todo el tiempo, siempre eran Kyu y él, aunque estaba con los demás, HyukJae le presentó los suyos, se habían vuelto un grupo cerrado, hermético, toda una pandilla que iba por HyukJae cuando terminaba su clase que tenía distinta y marchaban todos juntos a la siguiente, esas tardes en la cafetería. HyukJae al fin había conseguido su mundo perfecto a un lado de ese hombre.

Y de un día a otro su mundo se desmoronó.

No supo cuándo pasó, pero un día KyuHyun desapareció, y esa vez, HyukJae no supo dar respuesta a los demás sobre su paradero. La amistad que los unía se terminó, o él mismo la terminó, era algo que nunca sabría, sólo quedaba una persona junto a él. Shindong.

-Si le atino, ¿me das una cita?

Dijo KyuHyun con la voz confiada, HyukJae se encontraba recargado en el umbral de la puerta, entrecerró los ojos ante su broma, sin embargo creía firmemente que no lograría meter la bola de papel en el bote desde la distancia en que estaban.

-Una cita no, mi agenda es muy ocupada. -Se permitió decir, KyuHyun arrugó la nariz en un gesto infantil, ciertamente algo resignado.

-Bien, bajamos entonces por comida.

Estaban en el salón, esperando a que llegara su profesor cuando aceptó, algo que nunca podría olvidar era la sonrisa del Cho cuando le escuchó.

-Todo está en la muñeca. -El menor habló con esa manera tan prepotente que solía hablar, aunque sabía que era una fachada. Rodó los ojos, esperando a que lanzara cuando pasó... le atinó.

Abrió la boca con sorpresa, el más alto sonrió autosuficiente, acortando la distancia entre ambos, inclinándose un poco hasta que susurró sobre su oído mientras le tomaba la mano para entrelazar sus dedos.

-Que sepas, que pude haber conseguido mi cita.

Caminaba por una estrecha calle de peatones, tintes naranjas, azules y rosas llenaban el cielo al final del camino. Pasó a un lado de una panadería y el aroma del pan recién horneado le envolvió y penetró en sus sentidos, aspiró con fuerza, era lo único agradable además del atardecer en aquella calle llena de escombros y construcciones deterioradas. Contuvo el impulso de ir por una pieza de pan, no tenía dinero suficiente, sólo contaba con lo del pasaje. ¿Qué hacía ahí? Realmente era algo que no sabía pero ahí estaba, siguiendo su instinto, algo le decía que tenía que ir ahí, y sin embargo si esperaba encontrar algo, nunca lo encontró.

En busca del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora