Cuando estaba arriba de sus piernas en el suelo, la puerta comenzó a abrirse y literal, mis piernas no respondieron para pararse y aunque asi fuera, sería muy tarde como para que no nos viera nadie. La puerta se abrió completamente y el rostro de Armando salió. Mierda. Me levante de inmediato, sonrojada porque nos viera asi. Era apenas un amigo y ya iba a tener una mala impresión mía. ¿Y si le dice al Rector?¿Y si lo dice a mi padre? O a mis amigos?
—Armando– fue lo unico que pude pronunciar antes de que se me cayera la cara de vergüenza.
Me levante rápidamente de donde estaba el profesor, y me puse de pie al instante, ignorando el dolor que sentia en la pierna. No dije nada mas que eso. Me bajaba y sacudía la falda y el profesor incómodo se paró , guardó las cosas del botiquín y se metió a la bodega cerrando la puerta. Serás mío, pensé.Armando me miro poniéndose rojo de vergüenza por la escena que acababa de presenciar.
—Disculpa.... Ammm... No sabia que estabas ocupada– dijo rascando el cabello de su nuca– Bueno... Tu papá fue a casa yo le pregunte por ti, le dije que eramos amigos y me pidió mi ayuda para venir a recojerte. Esta en una junta importante.
—De acuerdo. Vamonos– dije cargando mi mochila al hombro. El me la quito y se la llevo. Luego de estar afuera del instituto me miraba de reojo y rojo de pena. No sabía qué hacer estaba completamente decepcionada de mí misma por mi comportamiento tan bajo con un profesor, pero no podía cambiar las cosas, no podía regresar mis errores y no cometerlos, y aunque quisiera sería estúpido, ya que cada error nos lleva al triunfo.
Salimos por la entrada principal segundos antes de que Don Camilo el conserje cerrará la puerta y nos encerrará, era un tipo difícil pero lo entiendo... No es fácil limpiar la porquería que deja cada alumno los 5 días de la semana.Vamos Mía estas pensando en el trabajo del conserje para huir de todo cuando deberías estar buscando una solución a tu estupido problema de hormonas con el Profesor. Patética.
—Ammm Armando- dije frotándome las manos que estaban demasiado sudadas- Lo que viste en el salón no es cosa de mi yo no soy así y... Por favor no vayas a decirle a nadie.
—Cálmate Mia- dijo serio y viendo hacia al frente. No me miró para nada- Se qué tal vez lo encuentras atractivo o te gusta pero son tus hormonas locas. A mí me gustaba mi Profesora de deportes cuando tenía tu edad pero pronto se acabó ese sentimiento. Tienes que evitar hacerte problemas Mía, ¿Qué hubieras hecho si el que entraba en ese salón no era yo si no el Rector? Te expulsarían de la Escuela y a El lo correrían y todo por eso. Piénsalo.
Y tenía razón... Todos la tenían menos yo, pero era cierto... Son cosas pasajeras que una chica en un momento de su vida siente algo por un hombre. ¿Y si está casado? ¿O comprometido? Y yo estoy metiéndome como tonta en algo que se que es imposible. De acuerdo Mia, borrón y cuenta nueva.
Armando salió y me indicó una moto. ¿Qué? Pensé. Yo jamás había viajado en una moto y la idea me causaba escalofríos, tengo ese miedo de que si me subo a una moto me voy caer o a morir. No jamás me subiré.
—Sube atrás- dijo poniéndose un casco negro
—Amm Es que nunca me eh subido a una moto y me da miedo porque siento que me voy a caer.
—Oh ya veo. Sube no va a pasar nada yo conduzco con precaución. Toma- dijo dándome un casco rojo.
Me lo puse preparándome para mí muerte que sería hoy; agarre mi mochila, me la puse en un hombro y me abrace a su abdomen plano y tonificado, tan fuerte que estoy segura de que le saque un poco el aire. La moto rugió y avanzó precipitadamente, mientras iba con los ojos cerrados y mordiéndome los labios para no gritar. Sentía el vértigo en mi cuerpo pero cuando reaccione me di cuenta de que no sentía nada, era como si fuera volando. Abrí los ojos y lo vi, las luces pasaban rápido y el aire frío pegaba en mi cara. Que sensación tan deliciosa y real pensé. Me dejé llevar y abrí la boca como un perro mientras me reía como tonta.
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Tentación prohibida©
Teen FictionNunca Sabremos si los caminos de dos personas se cruzan por destino o solo por casualidad, pero de algo estoy segura... Que el camino suyo y el mío están unidos... Y no sabré si seguiremos así. No siempre se trata de cuánto dure, si no de lo que si...