— ¿Te has perdido? ¿Qué haces aquí? —preguntó. Skye ladraba y corría a su alrededor. El muchacho, con los ojos bajos, no decía nada—. ¿Vives por aquí? — volvió a preguntar. Pero no podía ser. Nadie de la zona saldría al bosque con unos vaqueros y una cazadora con aquel frío. También llevaba una mochila probablemente llena de libros—. ¿Por qué no vienes a casa conmigo y llamamos a tus padres desde allí? —sugirió. El chico seguía sin contestar. Sólo lo miraba con unos enormes ojos oscuros y la nariz roja. El pobre tenía tal aspecto de perdido que le hubiera gustado abrazarlo—. Mira, me estoy helando y en casa tengo chocolate caliente. Y tú, Skye, ¿qué estás haciendo aquí? Creí que estabas escondido debajo de la cama.
— ¿Cómo lo ha llamado?
—Skye. ¿Dónde lo has encontrado? Debería estar en su casa —contestó. LuHan había empezado a caminar, esperando que el chico le siguiera—. Por cierto, está sordo. Pero es un buen perro... —añadió. Si esperaba que el chico dijera algo, estaba equivocado—. ¿Tú tienes perro? —preguntó. El chico negó con la cabeza—. Pues éste es un mago del escape. Yo creo que sabe abrir las cerraduras. Su dueña es la señora Cal, ¿la conoces? Oye, te vas a pisar los cordones de los zapatos —añadió. El chico llevaba el tipo de bota enorme que solían llevar todos los de su edad. Una forma de rebelarse, suponía. En silencio, siguieron caminando mientras Skye corría frente a ellos y después volvía un momento más tarde—. Es un perro pastor y creo que nos está diciendo que nos mantengamos juntos, como hacen con las ovejas. Con este frío, no podemos culparlo, ¿verdad? —preguntó. Pero el chico seguía sin contestar—. Bueno, ya estamos llegando. Y no te preocupes por Skye. Yo llamaré a la señora Cal para decirle que está con nosotros y Kris, quiero decir el comandante Wu, puede llamar a tus padres para decirles que vengan a buscarte. Hasta entonces, te invito a merendar, ¿te parece?
— ¿Usted... conoce a mi padre?
Por fin se decidía a hablar, pensaba LuHan.
—Me temo que conozco a poca gente por aquí, pero mi amigo conoce a todo el mundo. ¿Vives en Buxton? —preguntó. El chico volvió a mirarlo sin decir nada—. Bueno, da igual. Lo mejor será que nos demos prisa en llegar a casa para entrar en calor —añadió. Si no quería hablar en aquel momento, lo haría frente a una taza de chocolate, de eso estaba seguro—. Ya hemos llegado —anunció cuando estuvieron frente a la casa, cuyas ventanas estaban iluminadas—. ¿Kris? He traído visita. Creo que lo mejor será que te quites esas botas empapadas —sonrió, mirando al muchacho. Cuando estaban a punto de entrar, Skye lanzó un ladrido y salió corriendo hacia el salón—. Oh, no, me va a llenar todo de barro. Ve por él, ¿quieres?
El chico obedeció y entró en la casa a toda prisa para sujetar al perro. Cuando estaba cerrando la puerta, Kris apareció y aquello se convirtió en una comedia. El chico se chocó contra él y cayó al suelo y Skye puso las patas llenas de barro sobre la camisa de Kris, a modo de saludo.
— ¿Qué significa esto? —preguntó Kris, mirando a LuHan, que tenía que contener la risa.
—Mira lo que he encontrado. O mejor, quien me ha encontrado a mí. Espero que no te importe tener a Skye en casa esta noche. Hace un frío horrible y yo creo que es mejor que no volvamos a salir.
Kris se quedó mirando al chico que lo miraba a su vez, sorprendido. El muchacho tenía el pelo oscuro, los ojos enormes y una tez delicada.
En ese momento, Kris sintió un escalofrío.
—Me parece que me he metido en un lío, ¿verdad?
—Eso depende —dijo Kris, intentando mantener la calma, diciéndose a sí mismo que no podía ser, cuando estaba viendo cómo todos los sueños que había creado desde que supo que tenía un hijo se convertían en cenizas—. Espero que me digas quien eres y qué estás haciendo aquí.
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Todo un caballero
FanfictionKris había decidido cambiar de vida en cuanto se enteró de la existencia de su hijo. Tenía que construir una casa, convertirse en padre, formar una familia. Se acabaron los heroísmos y la vida de riesgo. Pero cuando se encontró con un precioso chico...