Capítulo 7

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—Yo creo que ha ido muy bien, ¿no te parece? —preguntó Kris mientras guardaba las tazas de café y LuHan metía los platos en el lavavajillas.

—Son simpáticos. Tienes suerte de tener tantos primos. En mi familia, casi todos somos hijos únicos. Yo siempre les pedía a mis padres una hermanita o un hermanito. O un perro, por lo menos. Pero me compraron un pez.

—Un pez, ¿eh? —sonrió él.

El tono era de broma, pero había algo oscuro en su forma de mirarlo. Ninguno de los dos estaba preparado para enfrentarse con la atracción física que había aparecido tan inesperadamente entre ellos.

—Un pez rojo que no me hacía ni caso —explicó. Kris se acercó para darle un cariñoso tirón de pelo. Nunca había sido un hombre juguetón, pero LuHan despertaba nuevas facetas de su personalidad. Quizá había estado equivocado sobre sus relaciones con la gente. Sus primos se le estaban dando muy bien. Quizá, en un año o dos, cuando hubiera establecido una relación sólida con su hijo, LuHan y él podrían... Y quizá no—. Toma, guarda esto donde no lo pierdas —dijo el bajito, dándole la tarjeta de JaeHyun. El primo de Kris le había dicho que, si volvía a recibir alguna de aquellas llamadas, él se encargaría de investigarlo.

—Yo creo que era la secretaria de tu ex marido —había afirmado HyeSun, cuando había conseguido sacarle toda la historia. Desde luego, aquella mujer debía de ser una buena periodista.

— ¿DeeDee? No puede ser —había dicho LuHan—. Siempre nos habíamos llevado muy bien.

—Mi mejor amiga se casó con mi prometido —dijo HyeSun entonces. En ese momento, JaeHyun empezó a protestar—. Bueno, podía haber sido mi prometido, lo que pasa es que no tuvo tiempo de pedir mi mano.

—La verdad es que tiene sentido —había dicho LuHan—. Era la única que sabía mi número de teléfono, a pesar de que me había cambiado varias veces de apartamento... Claro, es verdad —exclamó entonces con los ojos brillantes—. ¿Será posible? Seguro que nunca le dio los mensajes a mi ex marido. Pero, ¿por qué iba a hacer algo que podría haberle costado su puesto de trabajo?

— ¿Quién sabe? ¿Por despecho? ¿Sabes lo de la zorra y las uvas o el perro del hortelano? ¿Qué era, un perro o un zorro? Siempre me hago un lío.

Habían seguido hablando, mientras Jae y Kris discutían su idea de montar un negocio de comunicaciones.

Más tarde, LuHan había mencionado el asado y HyeSun había parecido encantada porque, según ella, el embarazo la hacía insaciable. Jae y Kris habían sonreído ladinamente.

Más tarde, cenaron mientras charlaban animadamente. Jae y Hye parecían estar deseando saber qué hacía LuHan en aquella casa y cuál era su relación, pero no se habían atrevido a preguntar.

—Será mejor que corra un poco para bajar unas cuantas calorías —estaba diciendo Kris—. ¿Te apetece venir a correr conmigo por la playa?

—Pero si es de noche —se quejó—. Prefiero ir a visitar a la señora Cal — añadió. Le gustaba escuchar las historias que la mujer le contaba sobre la guerra y sobre la depresión. Si cerraba los ojos, casi podía sentir que estaban de vuelta en aquellos tiempos. Casi podía sentir que formaba parte de una comunidad.

¿O de una familia?

Aquello era decir demasiado, pero después de aquel día, LuHan se sentía optimista sobre su futuro. Kris era un hombre solitario y, sin embargo, todo parecía funcionar para él.

Un hijo que pronto llegaría a su casa, sus primos...

A pesar de sus protestas, Kris insistió en dormir en el colchón en el suelo y que él volviera a dormir en la cama.

Todo un caballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora