Un Destino Inevitable •Trunks•

Capítulo 32.

32 | Aniversario.

Durante las dos semanas que siguieron se estableció una especie de rutina.

Despertaba, iba a clases, había de vez en cuando algún encontronazo con Renzie o Akira. Salíamos, íbamos por algo de comer con Goten y Tori o simplemente nos íbamos directo a la oficina y después de algún avance del trabajo comíamos para después seguir trabajando.

También de vez en cuando Trunks y yo nos quedamos acostados en la enorme cama de la habitación de la oficina. Mientras nos besábamos y acariciábamos. Los botones de las camisas terminaban desabrochados, mi falda o vestido subido un poco más arriba de los muslos. El cabello echo una maraña, los labios hinchados y adormidos.

Pero sobre todo recuerdo muy bien una tarde y lo que pasó en el sofá blanco de la habitación. Estábamos repasando el borrador, él cual estaba en su computadora portátil ya que el día que comenzamos a escribirlo no llevaba la mía. Trunks se había levantado para quitarse el saco y fue a una de las alacenas en la pequeña cocina. Cuando regresó había quitado mis zapatos y había subido los pies al sofá en forma India. Se acercó mientras comía palomitas de una bolsa y dejó una barra de chocolate en su muslo.

Vimos algunos errores mientras él se terminaba las palomitas y yo me comía el chocolate. Me ardían los ojos así que deje a un lado el aparato ultra delgado y le di otro mordisco a la barra. Sentí como pequeños trozos de chocolate se quedaron adheridos a mi labio inferior bajo el borde.

Estaba por limpiarlos cuando sentí la mano de Trunks acunar mi barbilla y girar mi cabeza hacia la suya. Abrí un poco los ojos antes de sentir como atrapaba los trozos de chocolate con su lengua, jadee un poco y sentí su lengua barrer de nuevo sobre mi labio.

Arrastro una mano sobre mi garganta y deslizándose hacia abajo. Permaneció un rato sin moverse, tal vez midiendo mi reacción. Levantó un poco los ojos para verme a la cara. Podía sentir el rubor teñir mis mejillas y no era por estar avergonzada.

Agacho la cabeza y capturó mis labios. Mi brusca inhalación provocó algo en él, porque profundizó el beso metiendo su lengua de una manera suave, tomando todo lo que podía con ella. Un jadeo se formó en mi garganta mientras me aferraba a sus brazos y clavaba mis uñas en su camisa. Su mano se encontraba entre mis pechos siguiendo la senda marcada sobre mi garganta.

Sus manos se movieron a mis caderas y haciendo apenas la menor de la fuerza me tiro sobre el sofá mientras con un brazo sostenía el peso de su cuerpo. Abrí los ojos mientras trataba de recuperar el aliento. La barra de chocolate se deslizó de mi mano y cayó al suelo.

Se apoyó en un brazo mientras arrastraba la otra mano sobre mi blusa y cuando pasó su mano entre mis pechos de nuevo, mi cuerpo se estremeció.

—Abre las piernas.—Pidió él en un susurro .