CAPÍTULO 2

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La semana pasó volando. Me encargué de terminar de empacar todo lo que iba a llevar a Rosario y de acomodar mi habitación, que quedó casi vacía. En total llevaba 3 bolsos y una mochila. Mi papá (se llama Rodolfo) y Magui me acompañaron a la terminal de micros. Faltaba muy poco para que éste llegue. Nos la pasamos hablando hasta el último momento.

- Y me vas a llamar día por medio, no?

- Papá, voy a estar bien. Te voy a llamar en cuanto pueda, tengo cosas que hacer.- lo tranquilice un poco.

- Cuidate mucho amiga. Te vamos a extrañar.- dijo Magui y los tres nos abrazamos.

- Y yo a ustedes.

El micro ya había llegado. Me ayudaron a guardar los bolsos. Antes de subir mi papá me entregó un regalo.

- Seguramente te guste. Te va a ayudar cada vez que tengas que viajar.- dijo y me guiñó un ojo.

- Gracias pa.- dije y los abracé por última vez.

Me dirigí al segundo piso y me senté del lado de la ventana para poder saludarlos con la mano cuando el micro partiera. Una vez emprendido el viaje, abrí el regalo. Era un cojín para dormir de color gris. Lo infle y me lo coloqué en el cuello como corresponde. Me empezó a dar cosquillas y comencé a reirme sin hacer tanto barullo. Siempre me habían dicho que tenía una risa contagiosa y en ese momento lo pude comprobar porque las personas que estaban a mi alrededor me miraban y se reían conmigo sin saber por que. Cuando logré tranquilizarme, me acomodé en el asiento y tomé mi móvil con los auriculares. Entre a Youtube para entretenerme un poco. Otra vez, escogí el canal de Rama. Me la pasé viendo sus videos durante casi todo el viaje. De vez en cuando lanzaba una carcajada y todos volteaban a verme. No tenía vergüenza de nada. Luego de unas horas llegué a Rosario. Era el mediodía y tenía hambre. Bajé los bolsos, pedí un taxi y le dije la dirección de mi futuro departamento.
Cuando llegué, el señor me ayudó a bajar los bolsos y me dirigí al segundo piso. Entré y recorrí cada habitación con una sonrisa de oreja a oreja. Estaba muy feliz. Al fin estaba en mi propio departamento sola. Dejé los bolsos en mi habitación, que por cierto tenía una ventana que daba a la calle. Me recoste y grité de la emoción.
"Al fin en casa" dije en un suspiro.
Después de un rato me levanté, tomé mi billetera, mi móvil y salí en busca de algún lugar de comida rápida. Había uno cerca de mi casa, me compré un sándwich y una gaseosa. Mientras comía, observaba a la gente a través de la ventana. Me mudé en una zona tranquila, no circulaba tanta gente y tampoco pasaban tantos autos. Eso me gustaba. Paz y tranquilidad.
Una vez terminado el almuerzo, fui al supermercado a comprar víveres. Volví a casa, acomodé las cosas y me dirigí a la farmacia. Tenía que tener un botiquín de primeros auxilios por si las dudas. Caminé un par de cuadras y llegué. Abrí la puerta con la mirada clavada en el suelo y tomé un número. Cuando me llamaron, fui al mostrador y levanté la mirada. No podía creer lo que estaba viendo. Era ni más ni menos que Rama Salemme. Me quedé anonadada, inmóvil, apenas respiraba. Lo miraba fijamente a los ojos con cara de sorpresa o pánico, no sé que cara tenía.

- Buen día señorita, en qué puedo ayudarle?- dijo al final.

Me miraba con una sonrisa divertida. Seguramente por la cara embobada que tenía.

- Hola- dije-, necesito...- y empecé a nombrarle una por una las cosas que requería para el botiquín.

Cuando al fin tenía todo, le pagué en efectivo y le dije:

- Gracias...- miré el cartel que tenía del lado izquierdo del pecho- Ramiro.

- De nada señorita...- me miró y alzó una ceja esperando que le dijera mi nombre.

- _____.- dije con una sonrisa.

- _____.- repitió- Que tenga un lindo día.

- Igualmente- dije. Di media vuelta y me fui.

No tienen una idea de lo rápido que latía mi corazón en todo el tiempo que estuve en la farmacia. Estoy segura de que me ruboricé. Quizás eso le causó gracia y no paraba de sonreír. Inmediatamente tomé mi móvil y marqué al número de Magui mientras caminaba.

- Hola!- dijo contenta.- Que tal estuvo el viaje?

- Hola! Bien, por suerte. Tengo que contarte algo que me acaba de pasar. No lo vas a poder creer.- le dije con un toque de entusiasmo.

- Que pasó? Contame todo! Y con detalles, por favor.- me ordenó.

Le conté poco a poco lo sucedido, desde el momento en que tenía que ir a comprar cosas para el botiquín hasta ahora.

- AAAAAAH!- gritó de emoción y casi me deja sorda.- Te dije que te lo ibas a encontrar!

- Es que no creí encontrarlo justo ahora! Encima acabo de llegar.

- Por qué no le dijiste "Disculpame, vos sos Rama Salemme?"?- dijo y agregó- Seguramente él te hubiese dicho "El que aparece en todos los videos".

Empecé a reirme y me puse seria de repente.

- Porque te dije que no iba a reaccionar como una fan. No es mi estilo.

- Que estilo ni que estilo?- me dijo casi furiosa- Te la pasas hablando de él, sonreis cuando sube alguna foto o video, estas loca por él. Y me vas a decir que no es tu estilo?

- Perdón...- me lamenté.- Pero no quería que me vea como una simple fan...

- Por qué? Que tiene de malo?

Pensé las palabras correctas para explicarle y las formulé en mi mente antes de pronunciarlas.

- Siempre me planteé entre hablarle o no. Si algún día lo conocía, tenía miedo de no ser lo que él esperaba. Una fan es solo una admiradora, una loca que sabe casi todo de su vida, que está pendiente de todas sus redes sociales y hasta se sabe el nombre de sus familiares y amigos.- tomé un poco de aire y continue - Una vez que lo conociese y le hable como una fan, iba a ser muy difícil que él me quite de esa posición.

- Posición de fan?

- Exacto. Porque una fan no puede convertirse en amiga así porque sí. Iba a ser casi imposible, y a mi me encantaría tener aunque sea una relación de amistad con él.

- Awww- dijo - Entonces estuviste bien en tratarlo como desconocido.

- Eso espero.

- Seguro que te lo vas a volver a encontrar.

- Si, ojalá. No sabes lo hermosos que son sus ojos! Bah, es hermoso en su totalidad pero sus ojos...- dije y sonrei a recordarlo.

- Vos sí que estás mal del bocho.- dijo y ambas reímos.

- Si claro, como si vos no.- contraataqué.- Te tengo que dejar, más tarde hablamos.

- Dale, cuidate.

- Vos también. Te quiero.- dije y corté.

Ya había llegado al departamento. Busqué una caja y coloque las cosas dentro. Después me encargaría de decorarla así no se veía tan tétrica.
No podía creer lo que había vivido ese día. Al fin lo conocí. Me quedé con las ganas de abrazarlo, sentir su perfume, su calor... Pero no me puedo arrepentir de la forma en que reaccioné. Las cosas ya estaban hechas y estaba segura de que serviría de algo. Él sólo me vio como una persona más, no como una fan. Solo esperaba volver a verlo en alguna otra ocasión.

ANIMARTE~Rama SalemmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora