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La señorita Pete se alegró de que mi rendimiento fuera aumentando con el paso de los días tras la charla con mi madre. No la culpaba, ella sólo quería lo mejor para mí, al igual que mamá, aun así se sintió como balde de agua fría que me echara en cara que parecía no desear demasiado Broadway como para alcanzar mi meta.
Mis ensayos fueron arduamente cansados, y no sólo por el hecho de que tanto el profesor Hall como la señora Pete se pusieran aún más que estrictos conmigo en todos los sentidos, sino porque las miradas de Hannah no dejaban de atosigarme todo el tiempo. Sabía que ella deseaba mi lugar como protagonista de nuestra puesta en escena, pero yo no era la culpable de haber obtenido el papel; si quería enojarse con alguien, ese alguien debía ser la señorita Pete.
Estaba nerviosa. Nuestra presentación no solo iba a ser la más importante de la temporada, sino que en ella iba a haber más de un promotor; la señorita Pete me había comentado que varios de ellos tenían los ojos en mí al ser la Prima Ballerina de la compañía, pero que a pesar de tener cierta ventaja por eso, no debía confiarme, pues también tenían muy buenas referencias de Hannah y su hermana.
Suspiré frente al tazón de fruta mientras mi madre preparaba mi maleta; iba a ir a clase de Pilates con ella para darle un poco de motivación con ello. En mis primeros años de bailarina, la señorita Pete me recomendó el acudir a gimnasia y Pilates para moldear mi cuerpo y generar flexibilidad, al igual que adquirir una attitude de toda una danzante de puntas. Medianamente funcionó.
—¡Date prisa, Audri! — chilló mamá, sosteniendo su móvil entre su hombro y su oreja. Me llevé un trozo de sandía a la boca y tragué —. Madame François no tiene todo el día.
—No entiendo por qué le dices Madame si ni siquiera es francesa. — Inserté mi tenedor en mi ensalada y observé cómo cogía mi maleta y la colocaba en el sofá junto a la suya —. Es sólo una estadounidense queriendo llamar la atención.
—Es una estadounidense que me va a dar clases de Pilates gratis con la condición de que bailes en la entrada de su estelar de modas.
Puse los ojos en blanco y limpié mi boca con la servilleta. Con sólo recordar que mamá había hecho un trato a mis espaldas con la falsa Madame, se me espantaba el apetito.
—Con que me has usado para tu propio beneficio. — Me puse de pie y tomé mi bolso de deporte, mamá atrapó el suyo junto la enorme pelota rosada que estaba encima de la mesita de centro —. Esperemos, al menos, que sea buena.
Llegamos a casa de Madame falsa François en menos de veinte minutos. Highland Park es un pueblo pequeño, mejor conocido como el lugar de los ricos, en donde cualquiera que tenga una buena posición económica es capaz de darse el lujito de visitar Forth Worth al menos una vez en su vida y de conocer la experiencia de estar en el mejor sitio que Dallas pueda ofrecer, o al menos, en mi humilde opinión.
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Emily [LIBRO 1: SAGA E] || ✔
Ficción GeneralElla no debió enamorarse de él. Él no debió darle promesas que sabía que nunca podría cumplir. *** Audri Blandler jamás ha roto una sola regla en sus veintiún años de vida, convirtiéndola en el prototipo de chica buena que los padres amarían, pero q...