9- Confesiones mudas

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Armin

No sabía cómo reaccionar, me sentía demasiado bien así. Cerré los ojos inconscientemente. Empecé a creer que de verdad me gustaba... O incluso algo más.

—Pensé que no vendrías... —Habló en un susurro y me estremecí levemente. Comencé a ponerme nervioso.

De un momento a otro un escalofrío recorrió mi cuerpo, o más bien cuando me empezó a dar cortos besos por mi cuello y agarró una de mis manos.

Suspiré intentando asimilar todo lo que estaba pasando.
No me molestaba lo que estaba haciendo... Al contrario, me gustaba... Pero... ¿Realmente esto estaba bien...?

...

¡Agh! Al diablo las dudas.

Me giré repentinamente, haciendo que se separase de mi cuello, y lo besé ferozmente en los labios aún con los ojos cerrados. Definitivamente, me estaba volviendo loco, loco por él.

Al parecer lo pillé por sorpresa, ya que parecía no reaccionar, pero pocos segundos después empezó a llevar las riendas del asunto.

Todo era realmente apasionante, y la adrenalina recorría cada parte de mí. Él mordió mi labio inferior y cerré más fuertemente los ojos. En ese momento no me preocupaba nada, ni quién pudiera vernos, ni qué pasaría al día siguiente, sólo me importaba él y lo que estaba pasando ahí.

Entonces volví a sentir lo mismo que la primera vez que me besó: deseo.

Lysandro

Bastante impactado por su repentina decisión de besarme, le seguí el beso en cuestión de segundos.

Sus labios... No sé, eran perfectos.
A pesar de la intensidad del beso, sentía ganas de más.
Nos separamos por falta de oxígeno y apenas pasaron cinco segundos volví a besarlo. Sus manos se dirigieron a mi cabello, alborotándolo por completo. Yo apreté el agarre de nuestras manos y la otra... la dirigí a debajo de su camiseta.

Se quedó quieto, bastante tenso, separándose unos milímetros de mí, pero juntando nuestras frentes. Mi respiración era agitada, al igual que la suya.
No moví ninguna de mis manos de donde estaban. Al contrario, empecé a acariciar con delicadeza su espalda, consiguiendo que se estremeciera.

—L-Lys... —Susurró.

No pareció ninguna queja. Ni de lejos. Parecía desesperación y deseo. Sonreí para mis adentros.

Empecé a darle pequeños besos en las comisuras de sus labios, en las mejillas, la frente,... Mientras él casi no reaccionaba, sino que se estremecía con cada beso. Mordí el lóbulo de su oreja y un casi inaudible sonido se escapó de su boca. Finalmente lo besé en los labios. Él mantenía los ojos cerrados en cada momento...

—Mírame —Susurré al separarnos.
Lentamente abrió los ojos y pude ver sus preciosos ojos azules. Realmente mi heterochromia no era nada comparado con sus ojos de color diamante. Le di un corto beso en los labios —Vivo cerca... —Murmuré con tono provocativo y sus mejillas se pusieron mucho más rojas que antes.

Sin soltar su mano, me levanté, y él hizo lo mismo tímidamente.

Empezamos a caminar sin decir absolutamente nada

Pocos minutos después ya habíamos llegado. Cogí mis llaves y abrí la puerta del portal. Sí, vivía en un piso. Me apresuré al ascensor aún agarrando su mano. En ningún momento se la solté. Hasta que...

Toqué el botón del ascensor y llegó en cuestión de segundos. Entramos y le di al botón del 5. piso. Sin decir nada, empecé a besarlo otra vez. Solté su mano y apoyé las dos en la pared del ascensor, acorralándolo. Sus manos estaban en mi pecho y correspondía al beso con deseo.
Cuando el ascensor paró, la camiseta de Armin ya estaba casi del todo quitada y parecía un pequeño tomate. Un tomatito tierno.

Amnesia [ArminxLysandro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora