Capítulo 8: "Las mentiras son peor que el silencio"

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Pov Kanato

Han pasado 7 años en los que no he podido estar cerca de mi pequeña Kanade, la vi siempre pero verla no es lo mismo que sentirla, hablar con ella y entregarle todo ese afecto que cualquier padre entregaría a su hijo e hija. Estuve a punto de perder el control al ver que ella no era feliz, de vez en cuando Rin le entregaba afecto pero por culpa de ese humano y esa niña, la hacían que terminara dejándola de un lado, como el no recordar su cumpleaños, darle consejos en los momentos en los que ella los necesitaba, en fin todo lo que necesita un hijo y Kanade careció de eso, llevando una vida bastante solitaria.

Me hartaba cuando ese hombre le regañaba por cosas pequeñas, más bien no eran para molestarse porque realmente a ese humano le molestaba la presencia de mi hija en su vida y la razón es porque sabía lo que era Kanade y como él sabía de fármacos creo un tipo de "Medicina" para evitar problemas y Kanade creció con la idea de que se trataban solo de medicinas para que tener más defensas.

Toda la culpa la tiene Rin, Rin me traiciono y no lo digo en el momento en que ella se fue sino desde que ella se embarazo de Kanade, si bien esa persona se negó al principio de que me casara con una humana pero termino aceptando, el problema era Rin, ella escapo de la mansión ocultándome su embarazo, claro yo ya me había dado cuenta, pero ella no se había percatado de eso, tan solo duro un día fuera de la mansión, ella me suplicaba y suplicaba de que no la llevara de vuelta, decidí preguntarle porque había escapado, ella me respondió que se sentía incomoda al ser la única humana, luego le pregunte sobre el embarazo, ella respondió de que yo no iba a querer a mi hijo, yo me sentí mal ¿Cómo rayos pensó de que le diría tal cosa?, es mi hijo y concebido con la persona que yo amo, al parecer ella no cree que yo le amo, tal vez sean por los castigos, pero ella se los merecía por hacerme enojar ni tampoco lo hacía porque me gustaba torturarla, a mi también me dolía.

El momento en que nació Kanade, me sentí muy feliz, ver su bello y pequeño rostro, la cargue por primera vez era muy pequeña y frágil, parecía una muñeca, sentía la inmensa necesidad de protegerla y darle una infancia feliz la cual yo nunca tuve. Rin me sorprende con el nombre que le dio Kanade un nombre tan parecido al mío.

Cuando cumplió 2 años yo ya podía jugar más con ella, ya podía enseñarle mi colección de muñecas, ella se alegraba cada vez que las veía, nunca se separaba de mi lado si yo me desaparecía de sus ojos por solo unos instantes ella comenzaba a llorar y así fue durante todos los años que pude vivir con ella, muy unida a mí, que incluso apenas había notado la indiferencia de su madre, Rin es una humana muy complicada, no la entiendo de verdad, desde que Kanade nació se mantuvo distante, apenas nos hablaba, eso sí que me molestaba sino fuera por Kanade ya hubiera perdido el control.

Recuerdo cuando te cantaba y tú te ponías muy contenta mí querida Kanade, al igual que tu madre te encantaba escucharme, pero con la diferencia que tú cantabas conmigo, tu vocecita representaba el hermoso significado de tu nombre, tú eras mi felicidad completa haciéndome olvidar el desamor de tu madre.

Me dolió el día en que tu madre se fue junto contigo, apartándote de mi lado, justo en una noche en donde yo me sentía debilitado por ser un purasangre, por lo que no podía sentirte de ningún modo, incluso persiguiéndote fue inútil, me pregunte cual fue la razón para irse . Las termine encontrando en Italia, solo podía vigilarte de lejos pequeña, como habías perdido la memoria no podía hablarte, sabía lo que Rin era capaz al estar casada con un caza vampiros y estar relacionados con mucho de ellos, los cuales conocía con anterioridad, antes de que me conociera. Era imposible que cualquiera supiera hacer el sustento de sangre, el cual consumiste todos estos años, creyendo que era medicina y tú que eras humana.

Cuando llegaron a Japón hice sentir mi presencia, solo Rin podía sentirme ya que ese miserable no estaba en casa nunca y poco le importaba Rin, Rin se asustaba cada vez que le enviaba cartas, me temía y cuando la llame por teléfono algo le paso ya que no escuche nada y yo solo quería un explicación nada más que eso, cuando la fui a visitar al hospital después que ella estuviera al borde la muerte.

La hija de Kanato Sakamaki (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora