Cassie estaba teniendo un sueño plácido, el más dulce que podía recordar, simplemente estaba recostada en un césped suave y húmedo, había habido tormenta y las flores se habían apurado a crecer a su al rededor, rodeándola y embriagándola con su perfume.
El aire del campo limpio y familiar le llenaba los pulmones mientras inspiraba y veía el arcoiris desvanecerse lentamente en el cielo mientras las nubes huían despavoridas del sol que se asomaba desde dentro de ellas.
La brisa ligera y pacífica le acariciaba los oídos y Cassie quería quedarse ahí para siempre, ¿Quién quería volver a la realidad? Si en ese campo no había un tic tac que la corriera, contando los días, los minutos y los segundos hasta el fin de su libertad. Si allí no habían madres emocionadas por betarla de los establos, no habían vestidos más apretados de lo que podía tolerar, no hacía frío ni calor, no había amigas cercanas de la familia comentando sobre lo rápido que la linda Cassie atraparía a un marido rico.
Allí solo había paz y libertad.
La brisa volvió a acariciarla pero esta vez trajo consigo algo de sonido.
Hija de la mensajera despierta
Cassie no sabía quién hablaba, quién era la mensajera o si le hablaban a ella siquiera, pero luego de reclinarse y comprobar que el viento le había susurrado a ella quiso taparse los oídos, no quería despertar.
La puerta para ti ha sido abierta
¿Qué puerta?
No pierdas el tiempo hasta la contraoferta
¿Qué?
El concejo no guarda buena imagen de quién le desierta.
¿Desertar?
¡Rápido! ¡Rápido! Debes estar presta
No, por favor no. No quería despertar aún. Unos minutos más aunque sea, unos minutos más de paz.
Ha llegado tu hora heroina, si mi verdad es cierta.
Si ser una heroína quería decir que debía despertar, mejor que aplazaran su heroísmo, quería seguir así un poco más.
Ha llegado tu hora, confía en tu divino legado o podrías acabar muerta
El viento siguió susurrándole, cada vez más distante pero igual de claro.
Cierrate a Nemesis, no vaya a ser que por buscar venganza acabes tuerta
La voz del viento sonó glacial y tal vez por eso, aún dormida Cassie se revolvió entre las sábanas.
En el puente de los bárbaros encuentra tu gloria o tu destino.
La voz distante volvió a su tono, pero Cassie ya se sentía a punto de despertar.
Hija de la mensajera despierta, tu puerta ha sido abierta.
Cassie se levantó, acababa de amanecer y estaba bañada en sudor. Permaneció en la cama, queriendo dormir un poco más cerró los ojos e intentó poner su mente en blanco.
No funcionó.
Quería volver, quería volver, desesperadamente, a ese prado de paz pero nada, ni siquiera un bostezo.
Una vez que definió que no iba a lograr dormir de nuevo, se acurrucó en sus colchas y se tapó hasta el cuello, decidida a permanecer en su cama hasta que la obligaran a levantarse.
Cerca de doce horas después, Cassie estaba sentada en el sillón de la biblioteca, acalorada con el vestido que estaba matándola y releyendo La abadía de Northanger, mucha gente prefería Orgullo y Prejuicio, pero de todas las obras de 'La Dama'*¹ La Abadía de Northanger era su preferida.
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Los Ojos Que Vieron A Los Dioses
Historical FictionCorría el verano del año 1853 y Cassie Willows todavía no sabía que iba a vivir la más grande aventura de su vida, un aventura digna de contarle a sus nietos. Y más aún. ¿Cómo iba Cassie a saber que un día iba a tener que contársela a numerosos hist...