¿Qué sabría yo de la música?

76 2 7
                                    

Antes me gustaba disfrutar de una canción yo sola. Aislarme del mundo unos minutos y deleitarme con letras llenas de musicalidad.

Y entonces apareció él. Escuchábamos canción tras canción como un mero intercambio de gustos. Pero cada una de ellas iba transformándose en un sentimiento cada vez más fuerte. Sentía que estábamos en ese momento culminante de una canción en la que sientes una mezcla de absoluta felicidad y miedo. Camuflaba sentimientos en cada canción que le enviaba pero qué sabía yo de la música, qué sabía del amor.

Todo empezó con pequeñas locuras. Cantábamos en el tren de vuelta a casa, aunque yo siempre más alto y sin vergüenza. Hicimos de la música nuestro medio de esconder sentimientos que decidimos llamar amor. Pero qué sabría yo de la música sin conocer la musicalidad de sus besos.

Y sin darme cuenta habíamos llegado al estribillo culminante en el que no hay dudas ni miedo. Las canciones son motivos por los que cantar en ese lenguaje que solo nosotros comprendemos. Porque musicalidad es lo que diste a mi vida sumiéndome en la más profunda serenidad entre cada acorde.

Ahora me gusta aislarme con la música y él. Juntos nos encerramos en una pompa de amor donde entendemos a nuestro modo lo que es la música. Nos desentendemos del resto cuando nos ponemos los auriculares y dejamos que la música suene en el coche. Me gusta su cara y esa sonrisa que le sale cuando me ve dar saltos al reencontrar una canción que sonaba en un anuncio y correr o hacer las cosas más extrañas para saber su nombre. Él me entiende cuando le digo con un gesto que espere un segundo hasta poder terminar de cantar esa parte de una canción que tanto me gusta.

Ahora la música ha cobrado vida propia de tantas maneras. Porque quizás prefiera silencios de blanca que de corchea si están tus besos de por medio.

MÚSICA & EMOCIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora