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Estaba bastante asustada, y confundida al mismo tiempo; la lluvia no cesaba ¿Qué era lo que sucedería? Pues no esperaba demasiado, aún presentía que era un sueño o una broma muy pesada.

Leonard se posó detrás de mí  y me tomó de los brazos— ¿L-Leo? ¿Qué haces? —intentaba soltarme pero no tuve éxito, me jaló y caí al suelo manchándome de lodo. Tori y Lana sacaron sus celulares y comenzaron a grabar; mientras Scot me tomaba de las piernas. 

  — Mira, cariño, hoy será una noche que recordarás toda tu vida —Scott soltó una carcajada.
 Iba a comenzar a gritar y Leo me cubrió la boca con su mano. Katherine se sentó en mi estómago, con una sonrisa que jamás olvidaré. 

  — ¿Crees que todo este teatrito era verdad? —me dio una bofetada— Scott enamorado de una inadaptada cómo tú.
Me quedé helada al escuchar lo que decía— Yo saliendo con tu mejor amigo, qué por cierto aceptó en seguida cuando le propusimos hacer esto —esta vez me golpeó con el puño en la nariz— Y la estúpida Alice; éste estúpido pedazo de mierda patética se lo creyó todo ¿verdad? Qué fácil fue engañarte —todos soltaron una fuerte carcajada. Yo comencé a llorar e intentaba gritar pero la mano de Leo hacía imposible que alguien escuchara. Katherine continuó golpeándome, mientras Tori y Lana reían y grababan, todos estaban tan felices. 

 — ¿Quién podría creerse todo eso? —comentó Scott entre risas— Es decir, puedo tener a cualquier chica que yo desee ¿Por qué tú? —me soltó las piernas y Kath se levantó, iba a intentar levantarme pero ambos comenzaron a patearme; Tori y Lana se les unieron. Todo se intensificaba: Los golpes, la lluvia y mis lagrimas. Miré a Leo entre la lluvia, él no sonreía, sólo miraba ¿Por qué había aceptado a hacerme esto? Tenía tantas dudas, tantas preguntas pero no podía hablar y dolía demasiado todo, sus golpes, sus palabras. . .Todo.

Kath comenzó a rasgar mi ropa, con unas carcajadas intensas; Tori y Lana hacían un acercamiento a mi rostro mientras Scott seguía pateándome, lo único que pensaba en ese momento era en morir. . . hubiera sido mejor. Quería desmayarme, no soportaba ver la cara de todos y escuchar cómo se reían de mí. Me hicieron creer que podía confiar en ellos, Scott me hizo creer que era especial pero, no lo soy. Me acaba de hacer entender que soy una basura con la que se divirtieron. Nunca le importé, nunca me quiso, todo era un estúpido juego que Kath creó para hacerme sufrir.

¿Qué les hice yo? 

Cuando por fin se cansaron me dejaron ahí tirada llevándose la poca dignidad y esperanza que me quedaba. Me levanté con la nariz sangrando y mis lagrimas cayendo por mis mejillas, la lluvia se había detenido. Buscaba en mis bolsillos alguna moneda para lograr regresar a casa, y la encontré, creo que fue el momento más feliz de esa noche. Después de eso caminé al lugar donde tomaría el bus, y me senté en el pavimento. Respiré hondo con dificultad para dejar de llorar. Busqué entre mis bolsillos esperanzada en encontrar mi móvil, pero no, hasta eso se llevaron. 

Esto realmente apesta.

Al llegar el bus, me subí con un dolor horrible en todo el cuerpo, sentía la mirada de todos encima de mí, pero nadie preguntó nada. 
Realmente no quería llegar a casa, seguro mis padres estarían furiosos y me tocarían más golpes. Cuando por fin llegué a mi destino, bajé y caminé algunas calles hasta mi casa, antes de entrar suspiré tratando de no hacer notorio el hecho de que estaba mal, aunque la sangre en mi nariz me delataría. 

—  No más, por favor —susurré antes de entrar a casa, giré el picaporte, entré y cerré la puerta detrás de mí con los ojos cerrados. Avancé hasta la cocina, que estaba vacía, con pasos más seguros llegué a la sala y mis ojos se abrieron como platos, y como era costumbre, las lagrimas volvieron a salir de mis ojos. 

— ¿Alice?

—¿Ángel? —estaba sentado en el sofá, a un lado de mis padres, se levantó y se acercó a mí, yo retrocedí.

—¿Qué sucedió? ¿Ali? — antes de contestarle algo huí hasta mi habitación y cerré de un portazo. 

 —¡Todo esto es su culpa! —grité entre llanto y caminé hasta el ordenador, para posteriormente encenderlo. Mientras esperaba, me dirigí al baño para limpiarme la sangre que tenía en la nariz y lavarme la cara.
Cuando terminé me miré al espejo, mi expresión se veía horrible. Estaba segura que me dolía hasta el alma, sólo a mí me pasaban estas cosas.

—¿Podrías abrir la puerta? Quiero charlar, pequeña —escuché la voz de Ángel detrás de la puerta.

—No quiero —respondí indiferente y salí del baño, para ir a sentarme frente al ordenador—Todo esto es tu culpa, culpa de ellos también

—¿Podrías explicarme porqué?

reí entre dientes— Me dejaste aquí, pensé que ya no vendrías, que me habías abandonado con ellos—mi voz se quebraba cada vez más—, y ellos no ayudaban mucho al golpearme todos los días por comportarme mal ante la poca atención que me brindaban. Felicidades, tengo la mejor familia. 

—Sabes perfectamente que el trabajo me ha mantenido bastante ocupado, ni siquiera puedo responder tus llamadas, vine a penas me asignaron un descanso de tres días. 

Mientras escuchaba a mi hermano, desanimada observaba la pagina de inicio de mi perfil. Recibí un par de notificaciones nuevas, en ese momento se destruyó todo en lo que creía, pensaba que no podría haber sido peor. 

— ¿Me dejas pasar? —cuestionó después de unos minutos de silencio. Sin pensarlo me levanté y le abrí la puerta— Dime qué ocurrió. 

Señalé la pantalla de mi ordenador con la mirada baja— Espero que todos estén felices por esto. 

Ángel caminó hasta mi escritorio y se sentó para ver qué era lo que señalaba, al darse cuenta golpeó éste tan fuerte que mi madre subió enseguida, pero no dijo nada, en vez de eso sólo se acercó al escritorio y ambos veían con atención aquel vídeo en el que me encontraba en el suelo llorando mientras los chicos me golpeaban y se reían de mí. 

Me senté en el suelo, a un lado de la puerta sin poder decir nada, sólo sentía como mis mejillas estaban húmedas. En mi garganta se formaba un gran nudo imposible de deshacer, sin importar cuanto llorara ahí se quedaría. 
Después de escuchar como mi padre se ponía de cuclillas a un lado de mí, volteé a verlo, él acarició mi cabello, tenía una mirada fría igual que siempre. Mis ojos comenzaron a cerrarse, estaba muy cansada de todo y mi cuerpo dolía como el infierno, cuando mis ojos estaban a un segundo de cerrarse por completo pude escuchar la voz de mi padre decir algo.

  —Todo esto lo provocaste tú. 

 

【Declined】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora