Veintiséis

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Semanas después

—Ad...

Tomó mi rostro ente sus manos y me besó. Una, dos, tres veces besaba mis labios. Me alejé dos pasos de él.

—No Allan, basta. Tú no me quieres. ¡Solo te recuerdo a ella! —estaba furiosa— ¿¡porqué juegas conmigo!?

Él se quedó helado.

—Yo...

Sin escuchar su respuesta me fui.





Sin escuchar su respuesta me fui

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Me lancé a la cama llorando. Me sentí usada.

Que tonta fui. Nunca le negué una invitación a salir juntos, aún cuando sabía que todo era por Adeline, me emocionaba ver un mensaje suyo y me preocupaba por verme bonita para él. Todo era una farsa, lo sabía, pero me di falsas esperanzas.

Desde que había ido a mi casa pasó un mes. Salíamos a menudo y me hacía sentir que era especial para él. Había estado pensando que al fin me quería, pero incluso me llamó Ad, lo que mostró que no estaba pensando en mí, sino en ella.

Decidí distanciarme tanto de Allan, como de sus amigos. Debía evitar todo contacto con él.

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Dueles [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora