Estaba empacando las ultimas cosas de mi departamento porque me iba a mudar de nuevo con mis padres, decidí que no quería seguir aferrada a alguien que amaba a otra persona y que irme era la mejor opción para olvidarme de él, al igual que él lo había hecho. Estar más tiempo en ese departamento solo empeoraba las cosas, en cada habitación había un recuerdo. Mi miedo más grande se hizo realidad, siempre temí ser herida en el corazón y ahora estaba experimentando el dolor que Allan sintió con la perdida de Adeline.—¿Te falta mucho Cathie? —preguntó mi madre cargando una caja.
—¡Un minuto! —dije dándole un último vistazo al departamento y tomando una caja con artículos personales.
Kouko ya estaba en el auto de mis padres y el camión de mudanza aguardaba.
Cerré la puerta y entregué las llaves al dueño de los departamentos.
Subí al auto y dejé la caja a mi izquierda.
—Listo —dijo mi padre girando la llave.
Miraba por la ventana mientras oía las voces de mis padre charlar. Tantos recuerdos. Si Allan no me hubiera olvidado no tendría razones para irme. Mi corazón estaba vacío. Con cada kilómetro que me alejaba perdía más la esperanza de que él volviera a mí.
***
Cuando llegué a casa de mis padres entré a mi antigua habitación. Estaba casi desocupada, solo estaba mi cama de pequeña repleta de peluches y muñecas. Fui y me acosté en ella, mis pies quedaban fuera de la cama y mis brazos también.
¿Porqué me tuve que enamorar?
—Cathie —tocó la puerta mi padre y después entró—, te buscan.
—¿Quién?
—Ve a ver.
Sentí curiosidad y fui de inmediato a la puerta. La abrí con la esperanza de que fuera Allan... Pero era uno de los vecinos con los que jugaba en mi infancia.
—Hola Cath —saludó el joven sonriendo.
—Hola Sam. ¿Qué te trae por aquí?
—Tus padres me dijeron que volverías y dije ¿porqué no ir a visitar a una vieja compañera de la escuela? Hace mucho que no te veía.
—Sí, ha pasado mucho. Desde que te fuiste a otro colegio. Éramos grandes amigos ¿recuerdas?
—Como olvidarlo, mejores amigos.
***
Cumplí una semana de mudanza y Allan aún no me recordaba, o eso creía yo. En esos días Sam me invitó salir y, lo admito, fue divertido. En realidad no estaba de humor para salir con amigos, pero mamá insistió. No podía evitar llorar en las noches, cuando el silencio me hacía recordar esos buenos momentos.
Recibí un mensaje a las 12:16am.
Allan: Abre la ventana de tu habitación.
Allan: ¿Cath?Me cepille rápidamente el cabello y me fijé en la ventana para asegurarme de que era él. Respondí: "Si no eres Allan, te juro que llamo a la policía por acoso". No sabía que pensar, pero estaba nerviosa. Abrí la ventana lentamente para no alertar a mis padres.
—¿Hola? —susurré.
—Cath —era su voz.
—¡Allan!
Se acercó más a la ventana. La luz de la luna llena iluminaba su rostro lo suficiente como para distinguir que era él. Me abrazó.
—Dejame entrar.
Me hice a un lado y entró a mi habitación. De nuevo nos abrazamos, ambos llorábamos.
—T...te extrañe —dije con voz entre cortada por el llanto.
Acariciaba mi cabello. Pude sentir de nuevo su aroma y lo abracé fuerte y quise nunca soltarlo.
—Yo también Cath.
Puso sus manos en mi rostro y secó mis lágrimas. Lo miré a los ojos, tan hermosos como los recordaba. No pude soportarlo un segundo más.
—¿Qué esperas? —dije y al siguiente segundo lo besé.
—Eres mía Cathie, por siempre.
_______________________________
Llegamos al final de esta historia.
Espero que estén satisfechos (as) con el epílogoEstoy considerando publicar unos pocos capítulos extra ¿que dicen?
¡Gracias por leer!
ESTÁS LEYENDO
Dueles [Editado]
Proză scurtăImagina que tienes la vida planeada para vivirla con una persona, la amas, quieres ver su rostro día tras día, ver su sonrisa. Aunque quizá surja un problema quieres que siga allí, perdonarse y seguir alcanzando la felicidad. Tenerse el uno al otro...