—Espera, espera, ¿Puedes repetir la última parte? —Sam me mira a través del espejo con los ojos llenos de asombro con las cejas muy enarcadas.
Suelto un suspiro y me encojo de hombros, cansada.
—Matthew vive aquí.
—Matthew vive aquí —repite.
—Exacto.
—Aquí en tu casa.
—Exacto.
—El chico de intercambio vive aquí en tu casa y está en alguna de estas habitaciones. Aquí en tu casa.
Pongo los ojos en blanco.
—Sí, Sam. Quedo claro que Matthew vive aquí en mi casa. En esta casa.
Me mira escéptica durante unos largos segundos, para luego abrir su boca y cerrarla, esta acción se repite un par de veces, hasta soltar chillido bajito, mover sus piernas y caer de espaldas sobre mi cama.
—Solo para aclarar, ¿Estamos hablando de Matthew Limbardi, el chico de intercambio? —Asiento con la cabeza y ella vuelve a soltar otro chillido, pero esta vez más fuerte— ¡Oh, Dios mío! —Dice en un chillido—. Entonces, quieres decir que William te puso como castigo que un chico súper híper mega guapo y acento de muerte viva en tu casa.
—Sí, supongo que sí.
Tejo una trenza en mi cabello, pero luego la suelto, acto seguido me lo ato en una cola media. Tuerzo los labios y la deshago.
Finalmente dejo mi cabello suelto, me giro sobre mis pies y encuentro a Sam sonriéndole a la pantalla de su teléfono. Me tomo un minuto para observar su falda amarilla de líneas negras, a Sam le encanta usar faldas de todo tipo lisas, sueltas, rotondas, de volantes, jeans y toda la variedad que pudiera existir. Es bastante difícil verla usar pantalones o short, ella en definitiva tiene una obsesión con estas y ni hablar de las medias, siempre combinaba las faldas con medias que le dejaran al descubierto tres o cuatro dedos de piel. Como en este caso lleva medias negras y una blusa del mismo color.
En cuanto Sam entro está mañana a mi habitación prácticamente, —por no decir literalmente— hice vomito verbal sobre ella. Luego cuando hable demasiado rápido para que ella entendiera algo de que lo dije, me arrepentí, pero ya había abierto la boca. Así que volví a repetir todo, con detalles.
De repente sentí vergüenza, porque..., bueno..., ya está bien, él me encontró viendo porno animal y en otras palabras sería: asqueroso, y la idea de que el chico de intercambio creyese que era una amanta al sexo entre animales es realmente vergonzoso. Sentía la necesidad de explicarle que fue lo que sucedió. No entiendo porque el destino se empeñaba en que mis encuentros con Matthew eran mí haciendo el ridículo, algo que en la última semana era mi especialidad.
—¿Vivir aquí? ¿Eso es todo?
—Bueno, William dijo que yo soy responsable de él.
—¿En serio?
—Sí.
—Vaya —hace una pausa dejando el teléfono a un lado—. ¡Eso es increíble!
—No es increíble, Sam. Un chico extraño que no conozco vive en mi casa y me siento a la defensiva desde ayer, que tal y nos hace algo a mamá o a mí.
—Definitivamente tienes que para de ver ID. Estas muy paranoica —suelta un bufido, poniéndose de pie—. No es tan malo, Chipito. Míralo de esta manera; pudo ser peor.
Camina hasta mí, toma unas horquillas de la mesita que esta junto al espejo y ata dos mechones de mi cabello por atrás.
—Sé que quizás sueno como una niña haciendo un berrinche, pero no quiero que el viva aquí.
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Un Amor Para Rachel.
Teen FictionRachel Crane disfruta su amistad con Shean Cooper, demasiado, es de lo más importante en su vida. Es su mejor amigo. Rachel está enamorada de Shean o eso lo que cree..., por lo que decide confesar sus sentimientos. Es por esto que Rachel en un acto...