CAPITULO 3

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Caminaba al parque de unas cuadras como siempre en el domingo, los grupos cristianos caminaban tocando las puertas de las casas. Yo llevaba mi alfombra de yoga, era bastante malo en eso, pero leí en un artículo que en alguna forma que nunca entendí, ayuda a drenar algún tipo de sustancia del cerebro que al final termina desembocando en el alivio a la depresión. Me coloque en el saludo al sol y cerré los ojos se supone que tenia que visualizar mi energía caminando e iluminando cada zona de mi flaco cuerpo. Pero en realidad no llegaba a aquel punto de imaginación. Cruce mis piernas, saque pecho, coloque mi espalda recta, coloque mis manos en mis piernas con vista hacia arriba, mis dedos apenas se rosaban, cerré mis ojos y me mentalize en la oscuridad espacial, donde no había aire, ni sonidos. Poco a poco los ruidos del parque se disminuyeron, comenze a imaginarme luces en la infinita oscuridad, y a mi girando en en espacio en la posición en que había despegado del parque, no había ninguna persona, ninguna destrucción, ningún dolor, solo todo era oscuro y el centro de la galaxia tragándome muy lentamente. Un niño me había golpeado con un balón de fútbol, sacándome de mi concentración espacial. Tome mi alfombra de yoga y volví a casa. Un hombre muy bien vestido me regala una revista cristiana y me dice "Existe una solución" le respondí con una buena cara y seguí mi camino a casa. Encendí todas las luces, todo estaba tan solo, calenté la comida que estaba guardada en el horno de microondas y me senté en medio de la soledad a comer, encendí la radio, todo era guerras, problemas y una banda que estaba lanzándose hacia el estrellado, Entre a el baño a ducharme, podía sentirme tan normal, tan protegido, como si estuviera en una nave espacial sin rumbo y con mucha comida. Comenze a meditar sobre todo esto, como estoy viviendo, como ha transcurrido todo, como me siento, como quiero vivir, como quiero ser , a donde quiero llegar y me di de cuenta al final de todo esto que solo quería llegar a morir. Y aunque solo quería llegar a eso finalice sabiendo que tengo miedo a morir, a el dolor de no respirar. Tengo que irme de este lugar termine en conclusión, no estoy en el lugar que quiero estar, ni nunca lo he estado, quizás ya es tiempo de buscar un mejor lugar donde ya no sufra, donde ya no duela vivir.

-Me voy- le hable a la soledad

No quiero estar mas contigo- me respondió.

Corrí por toda mi casa, buscando el bolso mas pequeño que tenga, destape la caja de ahorros y busque en los bolsillos la tarjeta de débito para adolescentes que tenia un poco de dinero que había guardado, pensaba que me llevaría o mejor dicho ¿a donde me iría? Y mi cabeza bastante trastornada me dijo ''poco equipaje, algo sencillo'' y tome el MP3 de hace 5 años y le introduje la memoria SD de mi teléfono, tome los audífonos mas pequeños que existieran, mire mi armario y me di de cuenta que no me llevaría nada de ese lugar, tome un pantalón sport y una camisa para hacer ejercicios, un pasamontañas o mejor dicho el único que tenia, una ropa interior, mi cepillo de dientes , el tubo de pasta dental que estaba usado del baño,mi desodorante y dije ''esta bien, nada mas''. Me duche tome un blue jeans, una camisa negra y una sudadera marrón claro que siempre utilizaba, unas botas marrones y estaba muy indeciso si decírselo a mi madre, pero me supuse que al saberlo se iba totalmente a negar en dejarme ir así que tome un post-it, y escribí ''Me fui de este lugar, quizás de esta ciudad, estaré agradecido si no me buscan, prometo llamar!'' coloque mi teléfono arriba de mi cama, en mi habitación, quite todas las letras que estaban pegadas al refrigerados y solo deje pegada la nota, tome mi bolso y sentí un poco de miedo pero no me retracte. Luego recordé que había dejado olvidado el mapa de Venezuela que había hecho en la escuela con las principales ciudades marcadas, regrese por el y aun así no me retracte. Quería ir a visitar a la abuela,desde las navidades antes pasadas no la veía, quería volver a verla. Tome un bus hacia el centro de mi ciudad y desde allí tome un taxi hacia el terminal de pasajeros, había una larga cola para comprar un ticket hacia Ciudad Bolívar decidí tomarla, eran los boletos mas económicos para mi. A pesar de estar al menos una hora de pie en ese lugar, logre comprar un boleto pero para dos horas mas tarde, me supuse que quizás ya para esa hora yo estaría de vuelta a casa en la parte de atrás del carro de mi padrastro con un gran regaño de parte de mi madre. Observaba a las personas a mí alrededor, esperando ver la cara de mama entre las personas. Pero pasaban las horas y nunca llegaba, quizás en el fondo quería que viniera a buscarme. No logre obtener el puesto que quería en la ventana del bus, a mi lado estaba una señora bastante mayor, aproximadamente tenia unos 65 años, no tenia muchas arrugas en la cara, su cabello se estaba teñiendo de blanco, como nieve en la oscuridad. Era de piel blanca y bastante sonriente; una típica abuela de ciudad. El cielo se estaba teñiendo de naranja con nubes rosas, una tarde perfecta, se veía la soledad de la sabana que nos separaba de aquella ciudad.

NUEVAMENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora