2. El "molesto" de la clase.

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La fiesta de Nick Ripoll no fue de las mejores. O tal vez sí, yo no era nadie para calificar una fiesta. Las veces que asistía era únicamente a causa de que mis amigas me lo pedían.

Había mucha gente. Demasiada, a decir verdad. Esa era una cualidad que jamás podía faltar.

La música no estuvo mal, en general. Pero, hubieron fiestas más sensacionales. O al menos eso era lo que Sarah había dicho una vez concluida aquella.

Y siendo sincera, pocas veces yo la pasaba bien. Es decir, no era que lo pasara mal, pero no lo suficientemente​ bien.

Lo más gracioso de la noche, o al menos de lo que todos hablaban en ese momento, fue el auténtico peinado de Sandy Gross. Pobre chica,  fue la burla del Instituto por una semana entera. Su cabello estaba corto, bastante desmechado a tal punto de no poder arreglar eso y parecía un verdadero desastre ya que se había colocado una gran cantidad de pasadores de distintos colores para evitar que sus apenas rizados cabellos se levantaran.

Había dejado de lado el asunto de la biblioteca por esa semana, hasta que vi a Emily, Jared y aquel chico Derek juntos en al fiesta. En ningún momento se habían despegado. Y tampoco pude averiguar quién era la otra chica castaña que estaba junto a ellos aquella tarde en la pequeña "sala". Tal vez no había asistido.

Probablemente se haya notado lo aburrida que me encontraba al no tener nada más importante que hacer que seguirlos y preguntarme desde cuándo sociabilizaban tanto y por qué se reunían allí esa tarde. Aunque puede que no solo haya sido esa tarde. ¿Quién sabe? Tal vez lo hacían todos los días.

En fin, ya era lunes otra vez. Mi tercera clase del día era Literatura, una de mis favoritas. No compartía esta clase con ninguna de mis tres amigas, por lo que la mayoría de las veces me sentaba sola.

Al decirlo así, sonaba como si hubiera sido una antisocial. Sin embargo, disfrutaba sentarme sin compañía. Tenía más tranquilidad y prestaba mayor atención.

Eso pasaba, hasta que  la profesora Stone decidió quitar a un chico de su lugar y obligarlo a sentarse junto a mí. Supuse que eso pasó por las siguientes tres razones:

1. Habían tres personas sentadas solas, por lo cual sobraban tres lugares. Una de esas personas, claramente era yo. 

Entonces, ¿por qué elegirme justo a mí?

2. Mi lugar, de esos tres, era el que estaba más cerca de la pizarra y, por esto, de la profesora.

3. No era ninguna sorpresa que la profesora Stone me adorara. Así que, puede que haya pensado que si asignaba al chico a mi lado, habría alguna posibilidad de que este mejorara su mala conducta debido a que yo no hablaba mucho durante la clase y lo único que hacía era escuchar con atención cada indicación y de más.

—Este cambio se conservará hasta fin de año. Sin quejas. —anunció ella. «Genial, aún quedaban cinco meses de clases.» Acto seguido, logré comprender lo que sus labios articularon en silencio: “Lo siento.” Le dediqué una media sonrisa asegurándole que todo estaba bien. Sin duda, me adoraba.

El chico se trasladó de su anterior lugar hasta llegar a mi lado. Depositó sus cosas sobre el escritorio y se sentó.

Sabía quién era y, sinceramente yo hubiera tomado la misma decisión que la profesora sabiendo que este chico era bastante escandaloso. No se callaba un segundo mientras que la clase completa transcurría. Podríamos llamarlo como el "molesto" del salón, siempre hay uno.

Bufó con enojo cuando la clase continuó.

—No entiendo por qué me odia tanto. —dijo. «Vaya, realmente no se callaba en ningún momento.»

Equipo IncomprensibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora