7. Una extraña propuesta.

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Recibí un mensaje de Amy aquella tarde.

¿Dónde te has metido hoy? Te buscamos por todo el Instituto.

Su mensaje se notaba sin ninguna pizca de enfado y eso en parte me alegró. Pero, ¿debía decirle la verdad? Puede que pensara que si les revelaba el lugar en donde había estado hoy se enojarían tal vez un poco. Y, además, podría arruinar el "secreto" que compartían los demás de reunirse en aquel sitio que en parte les pertenecía. Y eso ni siquiera era asunto mío.

Así que, tomé una decisión. Tal vez algo mala, pero no me quedaba otra mejor opción para no arruinar las cosas. Mentir.

Tuve que salir antes de la última clase. Ocurrió un incidente en casa, nada de qué preocuparse. Ya pasó, de todas formas.

Suspiré y dejé el celular sobre el escritorio blanco de mi habitación. Me había quedado pensando en por qué Connor estaba espiando hoy. ¿Acaso el chico era realmente un verdadero espía? Jamás lo había visto pertenecer a ese ámbito. Solo sabía que Derek era algo así como su amigo y Chloe su vecina, ¿pero tenía alguna otra relación con el grupo en general?

Sí, al parecer cuando me aburría formulaba miles de preguntas en mi mente y me ponía a pensar sobre estos temas; que, en fin, ¡no eran de mi incumbencia! Solo había pasado unas dos horas con esos chicos allí y ya estaba armando un lío en mi cabeza.

(...)

Pero al día siguiente, la curiosidad me carcomió la mente completa y no pude resistirme a lanzarle precipitadas preguntas a mi compañero de banco.

─Hey, Connor. ¿Puedo preguntarte algo?

─¿Qué pasa, Lower?─ contestó con un toque de simpatía mientras escribía sus apuntes en una amontonada letra cursiva.

─¿Quieres que te dé clases de caligrafía?─ solté una casi inaudible risa al observar nuevamente su hoja.

─¿Era eso? Deja de molestar─ rodó los ojos y puso su brazo sobre el papel impidiendo así que continuara mirando su escritura.

─Bueno, como decía─ dije divertida, hablando en susurros─ ¿Qué hacías ayer en la biblioteca, detrás de la puerta de la sala?

─Oh, a eso te referías. Bueno, solo fui a la biblioteca. ¿Está mal acaso?

─Odias los libros─ levanté una ceja sarcástica.

─Nunca debí haberte dado ese dato.

─Ja, ja. Ahora dime.

─¿Para qué quieres saberlo?

─Solo quiero saberlo. ¿Está mal acaso?─ intenté imitar su voz en un intento fallido.

─Yo no hablo así, Peyton.

─Como sea, Connor. Solo dilo.

─Vaya que eres insistente. Te lo contaré cuando termine la clase.

─¿Qué? Oh, vamos.

Pero no contestó, y tuve que esperar como unos veinte minutos para escuchar a la campana sonar.

─Oh, sí. Jack, ¿necesitabas ayuda para tu tarea de Química?─ fue la pregunta de Connor al tomar sus cosas y levantarse del asiento a mi lado para pararse frente a un chico de gafas que estaba por salir del salón.

─Tres cosas para decirte─ lo interrumpí─. Uno: eres pésimo en Química, dos: Él ni siquiera se llama Jack. Su nombre es Jake, y tres: sé que lo estás haciendo a propósito para evitar mi simple pregunta.

Equipo IncomprensibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora