6. Discusión y dudas.

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Tres semanas después, me encontraba en clase de Literatura leyendo con atención el artículo que nos había entregado la interactiva profesora Stone.

—Tengo tanto sueño— bostezó Connor a mi lado.

—Es la sexta vez que me lo dices— puse los ojos en blanco demostrando una mueca de frustración.

Todos aquellos días habían sido suficientes como para convencerme de que él era un excelente compañero. Realmente un amigo. Los temas que teníamos para hablar nos sobraban. El sonido de la campana interrumpía cada comentario que alguno le decía al otro, dejando cosas por contarnos la próxima clase. Las horas de Literatura se habían vuelto divertidas teniendo a mi lado a este extrovertido y simpático chico. Sin duda alguna se había ganado toda mi confianza, y yo me sentía a gusto con eso.

—Es que en serio, lo único que deseo ahora es dormir— repitió.

—Séptima vez— logré decir antes de escuchar el toque de timbre.

—Una clase más y podré hacerlo— sonrió cansado.

—¿No has dormido lo suficiente acaso?— pregunté mientras cerraba mi libro metiendo las hojas utilizadas dentro de éste de manera apresurada.

—Algo así. Más bien diría que fue insomnio.

—Es de lo peor— comenté— Nos vemos luego, no sueñes conmigo.

—No lo haré de todas formas— dijo elevando una ceja de forma graciosa.

La última clase de ese día era gimnasia. Rogué para que hubiera un milagro y ésta se cancelara por alguna x razón. Claramente, no sucedió.

Abrí mi taquilla para depositar un par de libros dentro de ella. Extendí la mano dentro de mi mochila para tomar el uniforme. Suspiré cerrando mi casillero, que causó un terrible estruendo debido a la fuerza con la que había empujado la pequeña puerta.

Caminé a los vestidores de chicas, adentrándome en este con rapidez para lograr cambiarme con tiempo.

—¿Ya oyeron el nuevo chisme?— habló Loren acercándose hacia a mí con las demás mientras ataba los cordones de mis zapatillas deportivas.

—¿No tendremos más clases de gimnasia hasta el final del semestre?— bromeé por una parte deseando que así fuera. Aunque tenía claro que era algo imposible.

—A mi me encanta gimnasia— dijo Sarah. Ella era sin dudas la más deportista de las cuatro. Siempre lo había sido. Era una excelente nadadora, además.

—Soy horrible en los deportes— dijo Amy.

—Lo mismo digo— señalé.

—Volviendo al tema— carraspeó la rubia— al parecer Nick Ripoll y Sandy Gross han discutido y terminado lo que sea hayan tenido por culpa de ese alto castaño que está en mi clase de Economía llamado Derek Wells.

—¿Cómo que por culpa de él?— pregunté con un aire desconcertado. Al mirar de reojo a un costado, noté a Chloe, Emily y otra chica morocha escuchando con atención y sin disimulación nuestra conversación.

—Disculpa, pero eso ni siquiera es verdad— intervino Emily a lo que me sorprendí. No dije nada.

—¿Acaso alguien de aquí pidió tu opinión?— contestó de mala gana Amy, a la cual rara vez se la veía así. No era ninguna sorpresa que la tratara de esa manera debido a la mala vibra que había entre ellas desde aquel incidente una semana y media atrás.

Según Emily, la típica broma de la cubeta con agua helada (y quién sabe cuántas cosas más dentro) no iba dirigida a ella, sino a otra chica que "se lo merecía". Jamás supe quién era. Amy lo tomó de la peor manera y estuvieron toda la semana dando críticas una a la otra, diciéndose de todo.

Equipo IncomprensibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora