Capítulo II. Reencuentros

195 12 0
                                    

Theodore solía recordar ese episodio de su vida con frecuencia, habían pasado ocho años desde aquel fatídico año en el que comenzó la Segunda Guerra mágica. Todos sabían lo que había sucedido, después de la muerte de Dumbledore todo empeoró. Theodore decidió que se uniría a los mortífagos aunque no lo hubiesen seleccionado para matar al director de Hogwarts. Y así lo hizo. Al finalizar el sexto año, luego del funeral, Nott sucedió a su padre como mortífago y recibió su marca tenebrosa.

Luego de la derrota del Señor Oscuro, la caza de mortífagos fue intensa y minuciosa. Muchos optaron por entregarse, arrepentirse, huir. Theodore fue perdonado por ser estudiante cuando sucedió la Guerra, alegando que era una obligación familiar y no un deseo –lo cual era mentira, porque si lo deseaba- por lo que a pesar de todo logró tener una vida tranquila. Se graduó del Colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts el año siguiente de culminada la guerra y compró, con la herencia de sus padres, el Bar Cabeza de Puerco.

-Oye Theo, un servicio de Tequila de Dragón para la mesa cinco –dice una joven de cabellos lisos y castaños desde fuera de la barra de la oscura taberna- con extra limón y sal.

El joven coloca una botella alargada en la bandeja de la chica, un par de shots, limón y un envase con sal. Permanece en silencio y vuelve a limpiar vasos en la barra.

-Gracias –dice la mesera y el joven sonríe de lado, sin parar de hacer su trabajo.

Con frecuencia el silencio era su mejor amigo, se sumergía en recuerdos y pensamientos. De vez en cuando pasaba por su mente esa joven pelirroja que se quedó con su libro, y a la que luego del comienzo de la Guerra no había visto jamás.

Era viernes así que estaba abarrotado de magos y brujas que buscaban despejarse de sus deberes, además de que desde que Theodore es el dueño el lugar es visitado por ex mortífagos y es bastante famoso entre sus filas.

La puerta de la taberna se abre, una figura cubierta por una capa de viaje negra y capucha se abre paso entre la multitud, sentándose luego en la barra. Se saca la capucha y ordena.

-Un Whisky de Fuego, por favor.

Una larga melena roja y rizada baja a lo largo de la espalda de la joven, quien mira detrás de la barra a los vasos de vidrio recién pulidos.

-Aquí tienes –dice Theodore, quien jamás se ha perdido del placer de admirar a cuanta chica hermosa que cruce la puerta de su taberna. Al mirar de cerca a la chica, se sorprende. Cruzan las miradas y se reconocen.

-¡Theodore!

-S-Sorelle...

Ambos se quedan estupefactos un momento. Theo sale de la barra y la toma de las manos, dándole una vuelta.

-Estás espectacular. Mucho más que antes –hace un gesto pícaro-, como si eso fuera posible.

Un recuerdo nítido vino a su mente. Un día luego de una fiesta clandestina en el castillo –en sexto curso- decidió irse a lavar la cara al baño de prefectos, salió de la sala y al lado se hallaba la entrada, cerca de la sala común de Hufflepuff.

Va a uno de los numerosos lavabos y se echa mucha agua fría en la cara, y al verse en el espejo observa una túnica y una bufanda de Gryffindor puestas sobre un muro de mármol blanco detrás de él. Y ahí estaba, en la amplia bañera con grifos que expedían agua con burbujas de distintos colores y aromas estaba esa insoportable traidora a la sangre, iluminada por los rayos de sol de la tarde que entraban por los grandes ventanales. Estaba sumergida entre las burbujas, solo dejaba ver su cabellera roja recogida en un moño y sus hombros llenos de pequeñas pecas en un fondo pálido. Theodore ve una oportunidad preciosa de molestarle.

Caminos Oscuros [HP/Mortifagos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora