Adrien

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Lucy y Sam no dejaban de darse abrazos y besos. Paola y David habían ido a hablar con un profesor.
Me puse los cascos y me senté en la escalera.
Sentí un escalofrío a mi derecha, me giré y vi sentado a Adrien. Pegué un bote del susto. Él se rió.
Miré el móvil para poner una canción. Busqué una que últimamente me gustaba mucho. Heatens. Adrien me observaba.

—¡Me encanta esa canción!
—¿En serio?– dije asombrada.
—Sí, es una de mis canciones favorita. ¿Me dejas?– Preguntó cogiendo en casco que no estaba utilizando.
—Sí.

Estaba nerviosa mentalmente, pero mis manos no echaban chispas, así que no me preocupaba.
No podía quitarme de la cabeza la imagen del día anterior. Él a lo lejos observándome. Por el rabillo del ojo me di cuenta de que Adrien no dejaba de mirarme.

—¿Por qué me miras tanto?
—Intento examinarte.–le miré con cara extraña. – Sí intento descubrir que tipo de persona eres,– seguía sin entender nada.– lo único que se es que eres muy misteriosa.– Me tense.
—¿Cómo que examinas a la gente?
—A ver...¿Cómo te lo explico?– observó para ver si alguien nos escuchaba.– Yo tengo como un sexto sentido...–le miré extrañada– puedo percibir la fuerza interior de la gente, y... También soy muy fuerte.– Sacó bíceps y sonrió. Tu fuerza interior es extraña.– Sonó el timbre –:Ohh vaya...  Me gustaría seguir hablando contigo sobre esto.
—A mi también–dije mientras me levantaba y cogía la mochila.
—Pues– se levantó de un salto y se incorporó al lado mía– podemos quedar esta tarde y seguir hablando. ¿Te parece bien?
—Sí.– Parecía que no me importaba, pero tenía mucha curiosidad.

Lucy y Sam estaban abrazados. No les dije nada y seguí adelante. En cambio, Adrien se paró y se puso a mirarlos. Sam se dio cuenta y empezaron a reírse. Lucy me buscó. Y se acercó corriendo.

—¿Por qué no me avisas?– preguntó.
—No te quería interrumpir.
—¡Venga ya! No me importa. Mira Adrien. Y hablando de Adrien... – sonrió– ¿Qué tal?
—Bueno...no era como yo me lo imaginaba. Pero me cae bien.– Miré atrás, Lucy sonrió otra vez.
— A lo mejor te enamoras.– Negué con la cabeza.– Ayer... Sam y yo... nos besamos.– Me quede asombrada.– ¿Alguna vez has besado a alguien?
—No...–dije avergonzada, no podía besar a nadie ni hacer amigos, no podía hacer nada.
—¿En serio?
—Sí, por lo de las mudanzas...– Lucy lo entendió.

Entramos en clase, Adrien llego detrás de nosotras. Hasta ese día no supe que era de mi clase.
Se sentó atrás mía, me sonrió y le devolví la sonrisa.
Terminaron las clases. Antes de salir del instituto fui a la fuente a beber y me encontré a Adrien.
El me recordó que vendría a llamarme.
Me despedí de todos y seguí mi camino. Me di cuenta de que Adrien me seguía detrás. Me paré para que me alcanzara.

—¿Que haces por aquí?– pregunté.
—Tendré que saber donde vives para llamarte ¿no?
—Verdad.


Llegue a mi casa, me despedí de Adrien y entré en mi casa.
Comí rápido, hice los deberes y todo lo que tenia que hacer.

Eran las 18:00, le dije a mi padre que salía a la calle y me quedé esperando fuera a que viniera Adrien.
Le vi de lejos y él me hizo señas para que fuera con él.
Me llevó a un descampado con bancos. Tenía muchas ganas de hablar con él. Teníamos muchas cosas en común. A lo mejor no era la única persona con poderes.
Adrien me miró.

— Tenemos que hablar.– dijo Adrien mirándome.
—Tengo algunas preguntas.
—Perfecto. Pregunta.
—¿Tu don es como un poder?¿Y desde cuando lo tienes?
—Si es como un poder y lo tengo desde que nací.
— ¿Me viste el otro día saliendo del callejón...?
—Sí, pero tranquila no desvelaré tu secreto. ¿Cuál es tu don?
—La electricidad– me miré las manos.
—Que guay.
—No...no es guay...– encendí el móvil y en el fondo de pantalla tenía una foto de mi madre.– Le he hecho daño a mucha gente.– Se me saltaron las lágrimas.
—¿Esa es tu hermana?
—Es mi madre...
—Lo siento mucho...– me dio un abrazo.
—No pasa nada ya lo controlo mejor.– Dije secándome los ojos.
—¿Quién te ha enseñado?

—Nadie, aprendí yo sola para no tener que hacerle daño a más personas, por ahora me va bien.–cuando hablaba con Adrien sentía como si lo conociera de toda la vida.– ¿Y a ti quién te ha enseñado?
—Yo voy a un club con mas chicos y chicas como nosotros.
—¡Hay más!– grité asombrada.
—Sí, todas las veces que he faltado estaba allí arreglando los horarios para no faltar.
—No sabía que había mas personas como yo...– miré a Adrien.– Nunca he tenido amigos.
—Si quieres te puedo llevar al club mañana.–Me miró sonriendo.
—¿De verdad? Claro que quiero ir.
—Pues mañana a las seis te recogo y vamos al club.
—¿Donde es?– pregunté con curiosidad.
—Mira– señaló con el dedo u a sombra que se veía a lo lejos–  ¿Ves esa montaña? Pues debajo.
—Esta un poco lejos ¿no?
—Sí, pero es el único lugar donde no nos pueden ver.– Asentí.
—¿Tus padres respetan tu poder?
—No tengo padres...– cerró los ojos.– Me abandonaron en un orfanato.
—¿Por qué? – pregunté asombrada.
—No me querían, el médico les dijo que tenia un problema en los músculos que aumenta mi fuerza. Ellos me vieron como un monstruo y me abandonaron. Pero no tengo ningún interés por conocerles.
—Vaya...
—Oye te tienes que ir.
—Ala, es verdad.

Llegué a mi casa, me despedí de Adrien y entré. No le iba a contar a nadie que había más chicos como yo.
Después de cenar me fui a la cama. Tenía muchas ganas de ir al club. Ir a California me había hecho muy feliz.

Gracias por leer :D
Espero que os guste.
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El secreto de SarahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora