07:00 am

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- ¡Dios! ¡Que asco! - grito

Dean se acerca corriendo a mi con una bolsa negra en la mano.

- ¿Que es? - pregunta.

Tomo una rama del suelo y con ella levanto el plástico. Un preservativo, por suerte creo que no está usado, está tendido en el suelo. Como si alguien hubiese jugado con él y luego lo habría tirado.

Dean lo mira por unos instantes y luego se ríe, como si recordara algo.

- Ese debe de haber sido Carl - me tiende la bolsa negra para que lo tire dentro, y es lo que hago - tiene un... especie de talento formando figuras inflando preservativos. Pero, descuida, no ha sido más que eso.

- Es desagradable - digo, junto con una mueca de disgusto.

- Tampoco es para tanto, apenas está fuera del envoltorio. - toma dos vasos rojos de encima de una silla y los mete en su bolsa - Yo ya me he acostumbrado, ¿tu no?

De verdad no se si eso se está refiriendo a si me he acostumbrado a Carl haciendo figuras con preservativos inflados, o al hecho de ver y estar en contacto con preservativos. Lamentablemente debo descartar la primer opción, ya que en mi vida me he juntado con Carl y jamás he tenido la desgracia de verlo hacer eso. Lo cual me deja con la segunda opción, que es bastante inquietante. 

Imagino que Dean tiene una vida sexual bastante activa, y con imagino quiero decir que estoy bastante segura. Es guapo, joven,  es cierto que durante estos años ha salido con muchas chicas. Y con respecto a mi vida sexual, pues... no tengo. Lo máximo que he llegado a hacer con un chico es besarnos apasionadamente  a oscuras mientras jugábamos 7 Minutos en el Paraíso en casa de mi amiga Tianna. Pero nada más allá de eso.

Y no lo había pensando hasta ahora, pero me pongo nerviosa de repente porque ahora que Dean y yo estamos saliendo, o empezando una relación, o lo que sea que estemos haciendo, siento que es un tema importante pero que no tengo idea de cómo hablarlo. Él es alguien acostumbrado a tener relaciones y yo jamás he tenido ninguna, y no se si quiero tenerla, o si ahora es el momento indicado.

Es ahí cuando me doy cuenta los diferentes estilos de vida que tenemos Dean y yo, y me cuestiono lo que estamos haciendo.

No respondo y me giro rápidamente para fingir tranquilidad y seguir limpiando. Pero es inútil porque,cuando voy a tomar un barril de cinco litros, la mano me tiembla y lo dejo caer, derramando todo peor de lo que estaba.

Dean me mira, entre sorprendido y preocupado, y corre hacia mi para levantarlo y evitar que se siga derramando, porque yo no lo he hecho.

- Lo siento - digo, en un tono apagado.

- No pasa nada - me mira con el ceño fruncido - ¿Estas bien?

- Sí... yo.. - decido decirle - Dean... no se si esto está bien.

- ¿Hablas de limpiar la casa? - 

- No, hablo de esto... de nosotros.

Deja la bolsa negra en el piso y se centra en mi.

- No entiendo que... ¿dije algo mal, Margo?

- No, no has hecho nada malo, sólo que... somos bastante diferentes, ¿sabes?

La expresión de Dean me da a entender que no se da cuenta de lo que hablo.

- Quiero decir... tú sales de fiesta cada fin de semana, te diviertes, chicas como esa Beth te llaman en medio de la noche. Y yo.. yo no soy así. 

- Ya te he dicho que lo de Beth es cosa vieja, pero ya lo hemos hablado.... ¿Hay algo que no me quieres decir, o..?

- ¡Es que yo no puedo ser como ellas, Dean! No... no tengo curvas voluptuosas, no me emborracho y me pongo a bailar, no... ya sabes de que te hablo, no me hagas decirlo.

Dean me mira confundido, pero de un segundo al otro su expresión cambia. Se ha dado cuenta de que le hablo, al fin y al cabo. 

Yo jamás he tenido sexo.

- ¿Esto es porque... porque ha salido el tema del preservativo? - dice - No he querido ser así de bruto, Margs, lo siento.

Me abraza y hundo mi cabeza en su pecho.

- Me siento una estúpida - le digo y me río, y él también se ríe.

- Yo también soy virgen - me dice.

- Sabes que no es cierto - mentiroso.

Vuelve a reír.

- No, no es cierto, pero esto también es nuevo para mi. Sí he estado con chicas, no te diré que no, pero jamás ha significado nada. Porque... nunca me han hecho sentir nada. 

Me vuelvo para mirarlo y me pone dulcemente la mano en la barbilla, mirnadome a los ojos y el cosquilleo en el estómago se hizo presente nuevamente. 

- Pero esta noche - continúa - sí he sentido algo. Por ti. Algo nuevo. Jamás me había pasado de querer cuidar de alguien, de estar contento de conducir dos horas para hacer feliz a tu abuela, de querer que no la noche no termine jamás para no tener que separarme de ti. Esto también es nuevo para mi, Margo, y también me asusta el sentirme así. Pero prefiero dejarme llevar, que quedarme callado y tener que olvidarlo todo mañana.

Lo que me dice me hace dejar de pensar y de tener miedo, sólo me hace feliz. Dean me hace feliz. Entonces lo beso, porque no tengo nada más que decir que pueda opacar lo que me ha dicho, y también porque me muero por besarlo.

Allí, besándome con un chico en el jardín trasero de mi casa, rodeada de vasos y cerveza derramada, me siento como en el cielo.

- No nos apresuraremos - me dice cuando nos separamos - nos daremos el tiempo necesario y no haremos nada hasta que no estés segura, ¿de acuerdo?

- Gracias - le digo, sonriendo tímidamente.

Y me vuelve a besar.




En sólo una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora