DESAPARICIÓN Y DUDAS

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La alcaldesa y su mujer no se pudieron concentrar en todo el tiempo que transcurrió la conferencia de seguridad de la ciudad, por más que lo intentaron. Regina, aunque era la directora de las nuevas propuestas que quisieran ofrecer, no escuchaba siquiera la mitad de las preguntas de los ciudadanos. Su mente estaba en las cavilaciones de esa niña que estaba cuidando de su bebé, mil y una preguntas pasaban por su cabeza ¿Qué habría pasado en la casa de la joven para que acabara con media cara roja e hinchada? ¿Desde hacía cuanto tiempo sucedía esa clase de maltratos? Porque no se creía ni media excusa que les había dado, y más porque...tal vez lo había imaginado, pero, habría jurado que había visto una extraña marca de abrazadera en la parte trasera de su cuello.

Siendo la alcaldesa, su trabajo era velar por el bienestar de cada uno de los habitantes de Storybrooke, pero no se podía creer que se había pasado por alto algo tan importante, como la salud de una chica que tanto cariño le entregaba a su pequeño príncipe, no conocía a la madre de la joven, personalmente, pero si se la presentaban o la encontraba con las descripciones que Arabela le había dado una vez, estaba segura que le diría unas cuantas palabras que no eran nada agradables a oídos de nadie.

La sheriff tampoco la estaba pasando muy bien con sus propias preocupaciones, en su mente también estaba una cierta jovencita rubia de ojos ambarinos, no hacía mucho que la conocía, pero desde que había comenzado a cuidar del pequeño Henry, vio en ella algo extraño, no usaba más que una blusa de cuello alto y mangas largas, casi tapándole sus manos de lo largas que eran, sus pantalones siempre eran los mismos, sin contar con que tenían unos parches, posiblemente para cubrir algunos agujeros, y sus tenis eran tan viejos que creía que habían pertenecido a su abuela en sus mejores tiempos.

Otra cosa que se notaba a simple vista era su actuar, alrededor del pequeño y de la servidumbre de la mansión era abierta, divertida, siempre sonreía y reía libremente, pero cuando tenía que irse a casa, alargaba el tiempo tanto que cuando se marchaba, se iba con miedo, Emma no sabía si era por la oscuridad de las calles hacia su casa o por algo más, varias veces se había ofrecido a llevarla y que no anduviera sola, pero con cada ofrecimiento, recibía una negativa y una excusa barata, junto con una sonrisa forzada y una mirada brillosa...como...si quisiera retener lagrimas o llanto.

Sin contar que casi nunca había escuchado de su familia, sabía que vivía con su madre, pero en su entrevista, apenas había hablado de ella o su relación familiar. Y cada vez que se sacaba el tema, la niña lo evadía, desviando su atención a una conversación que tuviera que ver con Henry.

Más de siete horas de una larga y tediosa reunión con los ciudadanos concejales, ni siquiera pudieron hacer una llamada a casa para saber cómo estaban Henry y Arabela. Pero sus dudas se iban a aclarar cuando llegaran, aunque solo fuera media información de lo que había sucedido.

Henry estaba completamente histérico, lloraba, gritaba y llamaba a su nana, Rumpel y su esposa Mila estaban tratando de calmarlo, Granni ya había preparado la cena de esa noche, y ni rastros de la niñera por ninguna parte, Regina, ya haciendo conclusiones erradas comenzaba a enfadarse, mientras tomaba a su hijo en brazos.

-¿se puede saber que está sucediendo aquí?-Emma intentaba que su mujer se calmara, sabiendo que ella también, posiblemente, seria víctima de su enojo, y no quería volver a dormir en el incómodo sofá de la sala-¿Dónde está Arabela?

-la señorita Smith tuvo que irse por una emergencia familiar-Regina se sintió culpable interiormente, de creer que Arabela se había ido así sin más, conociendo el carácter responsable que tenía la joven con Henry y su trabajo en cuidarlo de lunes a viernes-vinieron dos niños a buscarla, algo le sucedió a su madre y tuvo que salir de forma urgente.

YO...DESEO UNA FAMILIAWhere stories live. Discover now