OTRA VUELTA DE TUERCA

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POV TERCERA PERSONA:

Emma se había despertado con el fuerte olor de un algodón embebido en alcohol, que Maléfica había puesto debajo de su nariz. No comprendía que había sucedido hasta que su mente le remontó a lo que había leído en ese dichoso documento: niña recién nacida, dada en adopción, sin consentimiento de progenitores, ambos menores de edad. Solicitante: Cora Mills. Padres de la niña: Regina Mills y Emma Swan (en condición de intersexual). Nombre de la bebé: Arabela.

Se quería morir de la impresión, (no era un secreto que era intersexual y que había tenido varios encuentros con Regina, pero apenas tenían quince años) aun recordaba ese año en que su amada había desaparecido, no iba al instituto, no respondía sus llamadas, tampoco parecía leer sus mensajes. Ahora entendía por qué...dios, un bebé...con Regina ¿Cómo habría sido criarla? Sus primeros pasos, sus primeras palabritas, una princesita...claro que con Henry habían sido las madres más felices del mundo, estaban con él todo el tiempo que ellas podían, lo malcriaban en la medida que no fuese mimado...pero...saber que habían tenido una hija, antes que su pequeño príncipe...le llenaba el pecho de una gran confusión y dudas de lo que habría sido si la hubieran podido criar ellas mismas.

-Voy a matarla-Apenas se levantó de donde parecía una especie de sofá, sintió que el mundo daba vueltas a su alrededor, pero su mente solo estaba concentrada en una sola cosa, buscar a su suegra, y matarla lenta y dolorosamente.

-Emma, por favor-Regina intentaba que se calmara, veía que los niños estaban inquietos y asustados, y ver a la propia sheriff en ese estado, no era nada bueno para ellos-Necesitas calmarte, podemos llevarla a casa...ahora podemos tenerla-La alcaldesa estaba tan afectada como su esposa, nunca quiso decirle que esperaba un hijo suyo, eran muy jóvenes, apenas estaban terminando la secundaria, y Emma estaba muy ilusionada con entrar en la escuela de policías, un hijo solo le truncaría sus sueños, y ella no podía hacerle eso a la persona que amaba.

No recordaba nada del parto, solo tenía quince años de edad cuando había sucedido, solo podía acordarse del fuerte dolor de las contracciones, ser llevada al hospital por su madre, para luego ser sedada...cuando despertó...le anunciaron que su bebé había nacido muerto, jamás le dijeron si era una niña o un niño, ni siquiera pudo despedirse de él, o realizarle un entierro digno. Pero...ahora...sabía que le habían mentido, ¿Cómo no había visto las pistas? Los ojos chispeantes al estar con Henry, su sonrisa torcida, su manera de frotarse la nuca cuando estaba algo nerviosa, su manera de alzar la ceja cuando algo no le agradaba, su gusto por las cosas dulces, inclusive muchas veces la había visto intentando robar una de las manzanas de su preciado árbol (con resultado de ser regañada por Marco). Eran gestos simples, casi imperceptibles para quien no tuviese buena vista, pero para ella, eran claros gestos de Emma y suyos.

Con la aprobación de Maléfica y la poca reticencia de la asistente social, ayudaron a los tres a vestirse con la poca ropa que había encontrado en "objetos perdidos" y los condujeron hacia la mansión, seguidas por el auto de Belle French, que a simple vista, aun rezumaba humo de descubrir que la niña que tanto conocía, había sufrido tanto por culpa de una mujer de la cual ni siquiera sabía nada.

Una vez habían llegado a su destino, se vio que cuatro personas, dos de aspecto anciano y dos que parecía que no les faltaba mucho para llegar al estado de los anteriormente nombrados, salían disparados del interior de la mansión. Apenas los niños salieron del auto donde había viajado, la mayor fue rodeada por los brazos de uno de ellos, de cabello largo hasta los hombros y cano, estaba vestido con un frac de pantalones y chaleco negro, con una camisa mangas largas de color blanco y zapatos de punta de metal.

La joven solo se dejó abrazar, apoyando su cabeza en el pecho del hombre, mientras este le acariciaba el cabello cariñosamente, con una sonrisa suave en su rostro, Arabela se veía tan pequeña y frágil, como una figurita de cristal a punto de romperse, y al parecer ninguno de los cuatro que la rodeaban querían separarse de ella.

YO...DESEO UNA FAMILIAWhere stories live. Discover now