VERDADES QUE DUELEN, MENTIRAS QUE MATAN

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CAPITULO 7:

POV REGINA:

La veía dormir en mis piernas, al parecer el ataque de estrés la había dejado débil, combinando el efecto de las píldoras que había ingerido, la habían dejado fuera de combate. Era idéntica a Emma, tenía la misma manía de esconder su cara, donde sea que estuviese durmiendo, en este caso, en mi cuello, y también se le entreabría la boca.

-No puedo creer que me mordiera-Mi mujer seguía quejándose detrás de mí, mientras Marco se ocupaba de la herida que le había causado la misma niña que dormía en mis piernas.

-Y yo no puedo creer que hayas intentado darle algo a la fuerza-Emma me lanzó una mirada de soslayo algo culpable, y en cierto modo, lo era.

Con algo de dificultad por la inestabilidad de mi posición anterior, la levanté en brazos, sentía que estaba mucho más delgada y liviana de lo que esperaba, y eso me preocupaba, tendríamos que darle el doble, o quizás el triple del promedio de cantidad en alimentación que alguien de su edad requería.

Apenas si notó el movimiento a su alrededor, estaba tan agotada, tanto física como emocionalmente, que parecía que dormiría durante dos días seguidos.

Subir las escaleras con ella en brazos no fue gran problema, era un gatito acurrucado en mi pecho, lo complicado fue querer abrir la puerta de la habitación, pero una vez logrado el cometido de meterla en la cama, vi que los niños estaban profundamente dormidos, uno pegado al otro, como si ambos se cuidaran de las pesadillas mutuamente, ¿Cuánto habían pasado esos pequeños a tan corta edad? ¿Cuánto habría aguantado mi pequeña por ellos?

Se movía en sueños y murmuraba palabras inentendibles para cualquier oído humano, su frente se estaba perlando de sudor, mientras sus ojos se sellaban fuertemente, seguramente estaba teniendo una pesadilla.

-Duerme, mi pequeño cisne-Le susurré al oído mientras acariciaba su mejilla con mis dedos-Mamá está aquí para cuidarte-Sentía tanta tristeza al verla en ese estado, mi madre nos había robado la oportunidad, había condenado a una criatura inocente de todo pecado, al sufrimiento del rechazo, la había alejado de quienes debieron criarla, cuidarla y amarla, y eso jamás se lo iba a perdonar, destruiría todo lazo que aún me quedaba con ella, así fuera lo último que hiciera.

Habría tantas cosas por hacer, viendo a los pequeños dormir, pensaba en el futuro que nos esperaba, tres integrantes nuevos a la familia, significaba más cansancio y estrés, pero, tal vez, la casa se llenaría de risas y juegos, habíamos pensado en darle un hermanito a Henry, y ahora irónicamente le llegaban tres de sopetón.

Sin querer llenarme la cabeza de planes y más preocupaciones, me fui a la habitación que compartía con mi esposa, no sin antes comprobar que todo estuviera en orden, las puertas y ventanas cerradas, la alarma activada y lista para dispararse si ocurría una intromisión no deseada, Henry ya en su cuna y dormidito, como todo un angelito, la servidumbre ya en sus recamaras y por ultimo las luces apagadas.

Emma me esperaba ya acostada en nuestra cama, en ropa interior, leyendo uno de esos libros de bolsillos que tanto le gustaban, de crímenes y misterios, a veces me reía de la redundancia de la situación, una sheriff leyendo novelas policiacas. Era mucho más cómico por su cara, todavía estaba enfurecida por la mordedura que había recibido, aunque debo decir que el vendaje que le cubría la mano, le rodeaba los cinco dedos, le quedaba como un guante...y sonará pervertido, pero siempre me han calentado las "heridas de combate" de Mi sheriff.

-¿Ya están dormidos?-Preguntó sin siquiera mirarme.

-Sí, ya están todos dormidos-Me quité los zapatos y la falda que traía puestos, quedándome solo con las medias, el liguero que las sostenía en su lugar, la camisa, y el juego de ropa interior negro que me había puesto ese día. Sin esperarlo, Emma me tomó de la cintura y me sentó a horcajadas en sus piernas, una pequeña tienda de campaña se veía entre sus piernas-Alguien está excitada ¿o es idea mía?-Me senté por encima de su miembro y fui frotándolo con mi entrepierna, haciendo que soltara un gemido desesperado-Mmmmmmm...Emma-Podía sentir mis bragas mojadas y pegajosas, casi empapadas en mis propios jugos, mientras me balanceaba de atrás hacia adelante, cada vez más rápido, más y más cerca, casi podía sentir el contorno pene de mi esposa, rosando con mi coño.

YO...DESEO UNA FAMILIAWhere stories live. Discover now