Capítulo 9

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Luego de un largo y tortuoso día en el instituto, por fin escuché el tan amado sonido del timbre que anunciaba la salida. Guardé los libros que tenía sobre el pupitre dentro de la mochila, me la coloqué en la espalda, y salí del salón de clases tan pronto como me fue posible, pidiéndole al cielo no tener que encontrarme con los idiotas de siempre. Por suerte, esta vez "El cielo" no pareció ignorarme por completo. Aún así intente caminar lo mas rápido posible; en una de esas y mi suerte no era tan buena.
No podía arriesgarme.

Cuando crucé la puerta principal del instituto, solté un gran suspiro de alivio, pues había sobrevivido un día mas en aquel maldito infierno.

De repente escuché como alguien me gritaba desde atrás. Sentí un escalofrío recorrerme al instante en una clara señal de miedo... Creí que serían ellos. Que finalmente no había sido tan afortunada como había creído.

Me giré lentamente, esperando encontrarme con sus rostros. Mis manos apretadas en puños intentando no temblar. Tragué saliva nerviosa y apreté los labios mientras me giraba poco a poco.

La sorpresa que me llevé cuando volteé fue mayor que haber visto a los idiotas que tanto temía.

Era ella...

Estaba montada en su motocicleta, con el cabello algo revuelto y echado hacia un lado. Vestía una chaqueta de cuero negra y unos jeans algo rasgados en la parte de los muslos.
Me miraba fijamente sin expresión alguna. Con las manos sobre el manubrio de la moto y un pie en el suelo para mantenerla estable.

Me acerqué a ella luego de salir de mi estado de shock.
Se veía mejor que el día anterior, cuando estuvo en mi casa... Menos lastimada quiero decir, ya que ella parecía no lucir mal nunca.

-¡Hey!- me saludó con su característica voz ronca- ¿Cómo estás?- preguntó mientras se pasaba una mano por el cabello, acomodándoselo hacia atrás.

-Bien... Yo... Estoy bien- no se porque me puse nerviosa. Era algo extaño- ¿Qué haces aquí?- me acerqué mas a ella para poder hablar mejor- ¿Cómo sabías que estudiaba aquí?

-Te seguí ésta mañana cuando saliste de tu casa- se encogió de hombros restándole importancia-, y he estado aquí afuera todo el día esperando a que salieras.

-¿Porqué hiciste eso?- mi confusión se volvió mayor luego de escuchar eso. Simplemente no entendía que estaba mal con esa chica.

- No me he olvidado de lo que hiciste por mí- se aclaró la garganta y su mirada se posó de lleno en la mía-. Estoy aquí porque quiero recompensarte de algún modo.

- No tienes que hacer nada...

- Si, claro que tengo que hacerlo- me interrumpió-, y es por eso que estoy aquí- su expresión se volvió seria y segura- quiero que vengas conmigo, te llevaré a dar un paseo.

La miré con extrañesa, sin saber exactamente como responder ante sus palabras y ella agachó la cabeza luego de eso.

- Sí, lo sé... No es la gran cosa, ni se llega a comparar con lo que tú hiciste por mí... Pero es lo único que puedo hacer.

-No es eso- respondí sintiéndome un poco mal por mi reacción-, es solo que... El chofer que mi padre contrató para mí llegará en cualquier momento y...

-Toma- sacó un teléfono celular de su bolsillo y me lo entregó. Yo lo tomé sin tener idea de porque me lo había dado- hablale y dile que no venga.

- No puedo hacer eso...

- Claro que puedes. Solo dile que tienes que hacer un trabajo de la escuela... Que irás a casa de una amiga o qué sé yo. Inventa algo.

Beautiful EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora