P.O.V. Scarlett Johnson.
Conversamos casi todo el camino, debes en cuando sólo dejábamos que la música invada nuestros oídos y luego seleccionabamos otro tema de conversación. Dylan preguntaba más de lo que contestaba, le hice algunas preguntas no muy personales pero no las contestó, sólo me cambió de tema. Sin juzgar eso, el era bastante agradable, no me aburria al hablar con él.
Llevaba exactamente una hora conduciendo cuando se detuvo en un bar a unas cuadras del centro.-¿Un bar?- Cuestioné.
Para ser sincera, no parecía de la clase de chicos que iban a bares, o de los que bebieran.
-Te gustará, confía en mi.- Respondió.
¿Como podía usar esa frase? Apenas lo conozco hace 24 horas.
Tomó mi mano y me adentró a la taberna poco iluminada. Unas cuántas velas iluminaron mi camino al entrar y la música inundó mis oídos; el lugar estaba totalmente a oscuras, a lo lejos podía distinguir el maquillaje flúor en varias personas.
-¡Dylan!- Escuché gritar a alguien.
Dylan se detuvo y saludó con un abrazo a un chico unos centímetros más alto que el y tal vez unos años mayor.
-Scarlett, te presento a Ivan.-
El chico me tendió la mano y me sonrió. -Un placer.- Dije.
-¿A que se debe tu presencia? No te veía hace meses.- Le gritó a Dylan.
Mientras ellos entablaban conversación me dispuse a soltar la mano de Dylan, y caminar hacia la barra, le pedí un trago al hombre de edad detrás del mostrador y miré alrededor; nunca había estado aquí, es un lugar con mucho potencial, tal vez la ubicación no le favorecía demasiado pero era un buen sitio para pasar el tiempo. Contaba con pista de baile, mesa de billar, karaoke e incluso mesa de apuestas, no creo que exista la posibilidad de aburrirse aquí.
-Señorita.- Irrumpió en mis pensamientos el mesero con mi trago.
Cuando iba a sacar dinero para pagar, el hombre interrumpió mi acción. -Invita la casa.- Dijo sonriendo.
-¿En serio?- Debía estar bromeando.
-Es por traer a nuestro querido Dylan de vuelta, no lo veíamos hace meses. ¿Eres su novia?- Preguntó el hombre entusiasmado.
-Sólo amigos.- Sonreí.
-Dime, ¿como lo convenciste de que vuelva?- Preguntó.
-¿Disculpe?- Estaba confundida. -¿Por que Dylan no querría estar aquí?-
-Pues hace tiempo, el y...-
-¡Viejo Campbell!- Interrumpió.
Dylan y el mesero se abrazaron. Algo incómoda, tomé mi trago.
-Veo que ya conoció a Scarlett.- Sonreí. -El es Campbell, dueño del bar y uno de los mejores barmans de la historia.- El hombre sonrió.
-¡Que gusto volver a verte, hijo! Ya te estabas haciendo esperar.-
Dylan rió.
-Mejor vayan a sentarse, antes de que se apaguen las luces ¿Les sirvo algo?- Cuestionó el hombre.
-Una cerveza y un platillo de entrada.- Respondió.
-Enseguida, hijo ¡Vayan, a sentarse!-
Dylan me guió a una mesa para dos dónde nos pusimos cómodos. La comida no tardó en llegar y debo admitir que fue la mejor carne asada que probé a lo largo de mi vida, estaba deliciosa.