Josh y el wey del verduro estuvieron buscando el puesto de dorilocos por toda la fiesta de independencia pero parecían no encontrar nada.
-Wey, mejor déjalo así, ya es muy tarde para comer dorilocos.-Josh negó, jamás es tarde para los dorilocos.
-No pendejo, te voy a comprar tus dorilocos. No podré dormir sabiendo que le tiré a alguien su verduro y no lo compensé con nada, no te agüites, ahorita ya llegamos al puesto así que cállate a la verga.-Josh y el tipo verduro llegaron al puesto de Don Vergas.-Ándale, pídelos pues.
-Unos dorilocos con todo, menos con cueritos, me cagan esas madres.- se quejó.
Y el Don Vergas sólo asintió y comenzó a preparar los dorilocos para después entregárselos al cliente.
-Tome güerito, son 30 pesos.- dijo Don Vergas amablemente.
-No mames wey esto es un robo, quédate tus dorilocos.- Pero Josh lo detuvo, sabía que era un robo pero él pagaría. Así que Josh sacó su billete de a 50 y se los entregó al Don.
-Te rifaste wey, a la próxima yo te disparo algo carnal.- el tipo sonrío.-Cámara wey, ya me voy, ahí te cuidas mi chavo.
-¡Espera! ¿Cómo te llamas?- Josh gritó.
-Soy Tyler, para servirle a Dios y a usted.- y dicho eso el Tyler se fue y se perdió entre la multitud.
-¿Va a querer algo joven?- El Don interrumpió.
Josh asintió y sus dorilicos fueron preparados para que después se los entregaran.
Josh decidió irse a su cantón porque ya andaba bien cansado, pero pensó en el Tyler y en lo poco que hablaron pero quería volver a verlo.