Le pregunté para que le servía ese puerto a lo que él me dijo:
-Podría almacenar información en un disco duro que instalaron en mi cabeza, pero como todavía no han inventado ese puerto, aún no lo puedo hacer, mientras, todo lo que leo lo puedo recordar perfectamente.
─Excelente debes tener mucha información en esa cabeza entonces.
─Pues algo jajá.Pero ya, descansa, mañana quiero enseñarte algo y hemos tenido mucho por hoy.
Se levantó de la silla y se acomodó en su cama, yo encendí un pequeño televisor que había en la habitación, en ese momento pasaban los resultados de la súper lotería, un acumulado tan grande que no me lo podría gastar en toda mi vida, empecé a cambiar los canales, no encontraba nada que me llamara la atención, ya que solo habían puras noticias del "Gran clásico" entre dos equipos españoles que se daría al día siguiente, así que decidí apagar el televisor, dejé el control remoto en una mesita de madera que estaba al lado de mi cama, apagué la luz, me arropé bien pues el aire acondicionado parecía que funcionaba muy bien, cerré los ojos y se me venían a la mente todas esas cosas que Jorge me había dicho, aunque las había aceptado, todavía no había terminado de asimilarlas, y como siempre suele suceder no se en cuanto tiempo me quede dormido.
Unos golpes a la puerta que sonaban como disparos en mis oídos hicieron que me despertara, un viejo reloj de números romanos que colgaba de la pared marcaba las nueve y treinta, era un poco tarde ya, era el servicio a la habitación trayendo el desayuno, abrí la puerta, una señora de avanzada edad me esperaba sonriendo, no hay mejor forma de responderle a una persona que te sonríe que con una sonrisa más grande, recibí la bandeja que traía dos platos con huevos revueltos, pero solo uno con cebolla, lo demás era queso, pan de mantequilla y dos vasos uno de café con leche y otro con chocolate, me quedé con el primer plato ya que no me agrada mucho la cebolla y prefiero el café con leche.
Miré a la otra cama, ya estaba tendida, mas arrugas tenía la señora que trajo el desayuno que la sabana de esa cama, típico de alguien que presta o prestó el servicio militar y aún conserva esa organización y disciplina, escuché unos pequeños golpecitos agudos que venían desde el baño, al parecer era sonido de la afeitadora de Jorge que chocaba contra la loza del lavamanos mientras se afeitaba, siempre quería que su barba tan negra como la noche luciera perfecta, y le favorecía la redondez de su cara, hacia resaltar sus ojos cafés, claros casi como el agua, me recordaban a los de un gato, la piel de tez morena le hacía un contraste casi que perfecto, a pesar de su edad se encontraba todavía tan fuerte como un roble, le avisé sobre su desayuno ya que se empezaba a enfriar.
Salió del baño completamente arreglado.
─Lo siento, tenía hambre, le dije con un poco de comida ya en la boca.
─Lo supuse, por eso ordené los desayunos mientras me alistaba, me respondió mientras se sentaba en la cama y agarraba su plato de comida.
─Disculpa si el plato sin cebolla era para ti, pero es que a mí tampoco me agrada mucho la cebolla.
─No te preocupes, contesto entre una tenue sonrisa.
Y ¿cómo dormiste?
─Pues muy bien, pero tengo cosas relativamente nuevas en mi cabeza, ya que son como recuerdos dispersos de mi niñez, no podía recordar bien ya que uno nunca puede acordarse de casi nada con exactitud de cuando estaba pequeño.
─ ¿Por qué se me dan precisamente esos recuerdos?
─Los recuerdos de niño son los más fuertes, se te puede olvidar qué comiste hace 2 días, pero no esos eventos significativos que marcaron tu niñez, por eso son los que primero aparecen, tal parece hoy recordarás muchas cosas, pero no necesariamente en orden cronológico.
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EN EL TIEMPO
Science FictionAndres un joven de "23 años" que no recuerda nada sobre su vida, pero que poco a poco empieza a recordar el futuro.