Pasaron los días, tal vez han transcurrido un par de meses, tal vez cuatro, desde que Eduardo se fue a otro departamento, ya no me masturbaba en su nombre y mi mente tenía la idea de que había dejado mi homosexualismo a un lado, en realidad llegué a pensar que me había vuelto asexual, no me atraía nada ni nadie.
El estúpido de Eduardo se dejaba ver por mí a la hora de salida, no sé qué le había hecho, pero jamás me saludó, solo estaban sus miradas intensas que desde cierto ángulo lo hacía ver estúpidamente atractivo. Cada vez que salía a tomar algo me topaba a dos o quizá tres metros con él, pero solo se limitaba a observarme detenidamente, esta acción me ponía algo nervioso hasta que un día decidí que también lo observaría, pero esta vez sin bajar la mirada, sin cambiar la mirada, lo observaría detenidamente, hasta que él se sintiese incómodo y fuese él quien cambiaría la mirada.
Ya estaba acostumbrado al hecho de solo verlo y tener esa conexión tan pícara como de costumbre, no me atrevía a hablarle, pensaba que era de esas personas que sabiendo que son hermosas no les interesa hablarles a personas tan... tan yo, lo admito, era extraordinaria e increíblemente atractivo.
Harold es un viejo amigo, un amigo que siempre me está pidiendo oportunidades, muchísimo tiempo antes de estar saliendo con Mishell, sí, Harold es gay y cada vez que puede me recuerda que tiene planes conmigo en un futuro, pero es de esas personas que no demuestra sus sentimientos, no mezcla la amistad con la vida amorosa, de hecho si por él fuese me ayudaría a buscar una cita aunque por dentro se estuviese muriendo de celos. No podría verlo con otros ojos porque aunque lo intente no puedo, lo quiero mucho, pero no de esa manera. Pero para mí siempre será mi gran amigo e irremplazable compañero Harold Mendez.
-Pero mi trabajo es hacer eso Sr. Legend, ¿Por qué va Ud.? -.Me dijo Ana con una expresión confusa en su rostros, haciendo gestos con su boca colorada y el ceño fruncido.
-Quiero hacerlo yo, ya vuelvo, estar aquí me consume las piernas. -.Respondí en tono autoritario, la autoridad que ejercía sobre mi secretaria, pero sentía algo de inseguridad al responderle así, mis manos sudaban y mi corazón latía de los nervios.
No tenía nada que hacer en el piso donde estaba Eduardo, pero me hacía mal no ir, me hacía mal saber que podía ir y verlo aunque sea comer, de lejos, a escondidas o cualquier cosa, no debería estar haciendo esto. Pasé casi dos semanas subiendo a buscar cosas inútiles; carpetas, hojas, grapas, correctores, guillotinas, entre otros. Las personas al ver que aparecía en ese lugar se extrañaban, no debería estar ahí, ese era el trabajo de Ana.
Cada vez que subía, al faltarme solo algunos pasos para entrar se me cortaba la respiración, con pensamiento torpe abría la puerta, lo primero que hacía era recorrer el espacio hasta encontrarme con esos ojos tan profundos y al cruzase nuestras miradas mi mundo parecía estar detenido en ese preciso momento.
Torpemente doy el primer paso y entro a aquel lugar infernal, sin apartar la mirada del sujeto. Esta no era la primera vez que lo hacía, pero sin duda sería la última, ya estaba cansado de hacer lo mismo siempre y que él no mostrara ni la menor intención de estrechar su mano, aún pensaba que le pude haber hecho para que jamás me volviese a hablar.
-Buenos días a todos, Srta. Jhonson ¿sería tan amable de facilitarme nuevas hojas de papel? -.Sin apartar esa mirada fugitiva hacia él, esta vez no iba a perder. Eduardo se encontraba en una mesa redonda, acompañado por 4 colegas, entablando una conversación que desconozco el tema. Sus piernas estaban abiertas, en un ángulo bastante grosero, sus brazos velludos caían a sus lados, a excepción del brazo derecho que con su dedo índice rozaba sus labios de izquierda a derecha de una manera muy seductora. Su rostro estaba ladeado hacia la derecha mientras sus ojos estaban entre cerrados. Mis latidos eran escuchados a millas.
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LA MEJOR PROPUESTA DE NEGOCIOS.
RomanceGeorge Legend es una persona totalmente circular, su vida es totalmente monótona hasta que descubre lo perversa que puede llegar a ser su mente e imaginación, sintiéndose atraído por el mismo sexo, disfruta de la mejor experiencia de su vida en cuan...