CAPÍTULO VII

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La noche se torna helada y nublada, conduzco con la mayor pereza posible por las calles de la ciudad, la autopista se encontraba colapsada, estaba consciente de que corría el riego de ser robado o quizá algo peor. En un santiamén estoy en el estacionamiento, le doy vida a la rutina que suelo tener al llegar.

Madre mía, estoy muy hambriento. Abro la despensa solo veo pan y mermelada, bueno, es mejor esto que nada, preparo cuatro emparedados y en cuestión de segundos ya no quedaba absolutamente nada.

Doy miles de vueltas al espacio donde me encuentro, estoy muy solo, no sé qué hacer ahora, no tengo nada de sueño, así que, decido tomar una ducha a ver si así me relajo un poco y logro dormir algo. Al empezar a desprender cada prenda de mi cuerpo introduzco mis manos en mis bolsillos traseros dejándolos libres de todo lo que ahí se encuentra, o encontraba. Lanzo mis pantalones a un rincón. Algo me dice que hice mal en lanzarlos así, me dirijo hasta ellos y los levanto con gran fastidio, a la lejanía logro ver un papel en uno de los bolsillos delanteros. –Otra factura más a la colección. Reaccioné de manera infantil volteando los ojos en especie de un ritual diabólico.

Estoy algo ciego, giro mi cabeza hasta la mesa de noche y logro ver mis gafas, es cuestión de segundos las tomo y me las pongo en mi cara para poder así leer esto.

''ESPERO NO QUEDAR ESPERANDO ALGÚN MENSAJE Y/O LLAMADA DE SU PARTE SR. LEGEND, SORPRESA. 568********''

Mis ojos se pusieron como platos, sentí como mis mejillas ardían, estaba seguro de que estaba tan rojo como un tomate, mis latidos aumentaron de velocidad y el tamaño de mi miembro aumentó considerablemente rápido.

Al instante cojo el móvil, pero estoy indeciso, no sé si llamar o textear.

Quedo un minuto idolatrando la perfecta caligrafía de Eduardo, sus trazos son perfectos a comparación con mis símbolos jeroglíficos que tengo por caligrafía.

Despierto de mis pensamientos agitando la cabeza de izquierda a derecha aterrizando en la realidad.

Decido llamar, los nervios, la desconfianza de mí mismo y la vergüenza se apoderan de mi cuerpo al marcar su número telefónico.

-¿Bueno? –Decimos al unísono. Pero logro escuchar un sonido algo perturbador, escucho sonidos fuertes escuché tres palabras en voz alta y no era la voz de Eduardo ''OH, MÁS DURO'' estas palabras acompañadas de gemidos y gruñidos muy fuertes, era una mezcla de dolor y placer, algo parecido logré captar.

-¿Eduardo? -.Interrumpo totalmente confundido e inocente a la situación, sabía exactamente que todos esos sonidos significaban solo una cosa.

-Sí, habla con él, acaba de llamar en un mal momento. -.Responde de manera tosca y algo seria.

-Lo, lo siento Eduardo, solo quería saludar, hasta pronto. -.Sentí una mezcla de vergüenza y celos a la vez al responder de esta manera.

-Espere, ¿Sr. Legend, es Ud.? -.Interrumpe, de esta manera aquellos sonidos se van alejando poco a poco. Llegó en el momento perfecto, casi cuelgo la llamada.

-¿Qué pasaría si no fuese él? ¿Actuaría de la misma manera como lo hace conmigo? -.No tengo idea de donde salieron estas palabras, cada vez que de él se trata todo en mí cambia drásticamente.

-Buenas noches, me alegra que me hayas llamado, me encontraba tan aburrido e inestable en estos momentos, disculpa mi actitud, ¿podemos hablar? -.No podría sonar más educado y excitante a la vez.

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