CAPÍTULO XIII

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La verdad es que no tengo idea de lo que estoy haciendo con Eduardo, ni sé que es lo quiero en este momento, pero al estar con él mi vida cambia y al no estar con él es como sentir millones de gorriones cayendo del cielo y apuñalando mi cuerpo con sus picos filosos como cuchillos, todas las cosas que hago las imagino haciendo con él, todo lo que está a mi alrededor me pregunto si a él le gustaría hacer tal cosa.

                                                                                     -EDUARDO-

Tantas relaciones que he tenido en mi vida no se comparan con esta que acaba de iniciar hoy, ahora debo dejar de ser tan promiscuo y centrarme en este chico tan bueno, es tan guapo, no deseo ni quiero dejarlo ir, a veces me odio por no demostrar lo que siento, siento que George piensa que solo estoy con él por sexo o placer, como sea que lo quieran llamar. Ahora me encuentro pisos arriba de George merodeando por mi oficina e ignorando todo mi trabajo.

Mi sitio está con las patas arriba, no logro concentrarme, y pensar que al entrar aquí la primera persona que me gustó físicamente fue Harold, es tan, tan bello. Pero al entrar a esa oficina mi mente quedó en blanco al ver a ese hombre.

Ahora siento que muero por dentro, George tuvo una conversación caliente con Harold, de la cual no me siento nada orgulloso ni a gusto, sé que demostré que no me daba importancia lo que había sucedido entre ellos dos esa noche, pero mis impulsos son muy severos y podría reaccionar de una mera un poco hiriente para George cuando me contó todo, podría arruinar todo lo que vivimos esa noche, arruinar nuestro primer encuentro, nuestra primera noche juntos.

Tengo un pasado bastante, cómo decirlo... bastante raro y activo, he tenido relaciones con más hombre de los que él se podría imaginar, hay muchos que me están pidiendo una oportunidad, pero no son lo suficiente para mí, George es hermoso, no es una estrella de Hollywood, pero su sencillez lo hace ver y lucir hermoso, me encanta su personalidad, sus labios, sus rulos, su mirada y su seriedad.

-¿Se puede? -.La puerta se abre sin permiso alguno. Al desvanecer todo tipo de pensamiento de mi mente giro mi rostro y encuentro a la secretaria de George en mi piso, ¿qué hace ella aquí?

-Bueno, ya estás adentro, pasa, pasa, por favor toma asiento, cuéntame, ¿qué te trae por aquí? ¿Necesitas algo? ¿Hojas, tal vez grapas?

-No, nada de eso, es... nunca había tenido la oportunidad de hablar contigo, es algo raro que lo haya hecho o decidido hacerlo aquí y no en otro lugar. ¿Me entiendes?

-Pues claro que sí, dije que tomaras asiento.

Ana toma asiento mientras yo me dirijo a puerta y la cierro, percatándome de que quede muy bien cerrada, al terminar con la acción me dirijo a ella y la fulmino con la mirada.

-Es algo raro que desees hablar conmigo, pensé que me odiabas.

-No es así Sr. Legend. Es solo que... No sé cómo decirlo. Es usted tan hermoso, solo mírese, solo está aquí parado sin hacer nada y provoca lazarme sobre usted e introducir su pene en mi vagina sin parar hasta sentir su eyaculación dentro de mí.

-Guau, ¿me estás hablando en serio Ana? -.Mis ojos están que se salen de sus cuencas para notar la actitud de Ana y saber si su expresión va acorde con lo que me está diciendo.

-Quería saber qué había de especial en usted.

-Sinceramente no sé de qué me hablas.

Mi móvil se encontraba en mi escritorio y empezó a vibrar, giro mi rostro y noto que me está llamando George, al voltear para pedir permiso de contestar sus labios se encuentran con los míos y su mano izquierda aprieta mi nalga derecha, clavando sus uñas sobre mi pantalón de seda y como era de costumbre no cargaba ropa interior, sintiendo así más el dolor. Mis manos quedaron suspendidas en el aire, quedaron igual como cuando un policía te dice ''manos en alto'' y mis ojos se abrieron mucho más observando sus ojos cerrados y su boca haciendo movimientos bruscos tratando de penetrar su lengua en mi boca, pero me negaba a concederle el paso.

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