Capitulo XXIII

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 Desperté, me levante de la cama avance hacia la puerta y salí al pasillo, entre en el baño un momento me puse frente al espejo y me eche un poco de agua en el rostro.

Salí del baño y camine hacia las escaleras comencé a bajar luego de unos segundos estaba en el piso inferior, cruce a la izquierda para llegar a la cocina al llegar allí estaba mi hermano y Daniela.

-Buenos días. Dije

-Buenos días. Respondieron ambos casi al unisonó

-Luego del desayuno empezaremos con el entrenamiento, con lo básico al menos. Dijo mi hermano con cierta satisfacción en la mirada. Hace tiempo que no lo hago quiero ver si sigo en forma. Dijo sonriente

-Creo que la asustaras si lo dices así. Dijo Daniela.

-Vas a necesitar mucho más que eso si quieres asustarme. Dije sonriendo con malicia.

-Sabes a algunas personas se relajan con música, fumando o jugando algún juego pero tu hermano solo se relaja disparando, es como un ciclo vicioso aunque este no tiene tratamiento. Dijo Daniela.

-Vive y deja vivir querida es tan simple como eso. Dijo mi hermano guiñándole un ojo a Daniela. Muy bien suficiente de charlas a comer. Dijo mientras nos pasaba los platos.

El desayuno consistía de un cruasán varias frutas cortadas en pedazos y un vaso de jugo de mora.

Todos comimos en silencio fui la primera en terminar me levante tome el plato lo lleve a la cocina y lo lave, acto seguido mi hermano hizo lo mismo.

-Muy bien empecemos esto espérame afuera Sofí, cogeré todo lo necesario para comenzar. Dijo mi hermano.

-Buena suerte Sofí y trata de emocionarte tanto. Añadió lo último echándole una mirada a mi hermano.

Salí de la cocina y me dirigí hacia la puerta frontal para salir, afuera se sentía todo lleno de vida daba cierta tranquilidad respirar un aire tan natural por llamarlo de algún modo se escuchaban pájaros y diversos otros animales.

Luego de unos minutos mi hermano salió llevaba en sus manos dos bolsas, en la derecha había algo parecido a latas y botellas y en la izquierda llevaba algunas armas.

-Sígueme. Tenía una sonrisa muy amplia en su rostro como la de un niño cuando tiene un juguete nuevo. Tengo un área especial para practicar si llego a hacerle algo a la cabaña de seguro Daniela me colgaría, sabes siempre que podía venia hacia acá ella es la razón por la cual esta cabaña es tan acogedora y hermosa.

-Tiene buen gusto. Dije.

El solo asintió y siguió caminando, luego de un rato caminando llegamos a un sitio donde había un par de latas y botellas puestas sobre una mesa de madera.

-Muy bien con que quieres comenzar, ¿puntería o mano a mano?

-Creo que mano a mano.

-Bien dicho las armas no son muy confiables siempre es mejor estar seguro de nuestra habilidad, comencemos con algo sencillo desarmar al enemigo. Dijo dejando las bolsas en el suelo y sacando una pistola de una de ellas. Toma primero mira y luego trata de imitar. Dijo extendiéndome el arma. Muy bien ahora levanta el arma y apúntame. Le di una mirada incrédula. No te preocupes el arma no tiene balas. Dijo al ver la pregunta en mis ojos.

Dicho eso levante el arma y le apunte.

-Muy bien ahora pon atención a lo que hare y trata de repetirlo.

Illusion: ¿Cual es la realidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora