Capítulo 1: ¡Muéstrame tu naipe!

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Los países que pudieron actuar con rapidez, trataron de salvar su población mediante el despliegue de sus ejércitos para concentrar a la población en albergues con detectores del virus donde a los sanos los aislaban para su protección.

Ante las muertes de las personas, grupos de personas comenzaron a juntarse para evidenciar una supuesta conspiración de los gobiernos para mermar la población, estos rebeldes a su vez usaban la fuerza bruta y explosivos caseros para atacar los refugios, causando más caos a su paso.

Muy cerca de Santiago de Chile pasó algo similar, las revueltas hicieron que uno de los refugios más grandes que tenía el gobierno se viniera abajo los rebeldes lograron hacer que varios explosivos plásticos explotaran quedando solo dos personas que sobrevivieron, una de ellas era un ciudadano, Rodrigo, un sujeto moreno de cabello oscuro con un poco de barba; el otro era el Soldado Campos un tipo bastante musculoso. Ambos huyeron del caos y ser inmunes al virus. Ambos tomaron un vehículo militar y se dirigieron a Cartagena, una ciudad costera.

— ¡Muy bien Rodrigo, esto se hizo mierda, tenemos que dirigirnos al único sitio donde sé que podremos tener una oportunidad de escapar de toda esta basura! —Exclamaba Campos.

—No entiendo muy bien a donde vamos, ¿Qué puede tener Cartagena que nos ayude a escapar de esto? — le preguntaba Rodrigo.

Es sencillo ahí se encuentra nuestro boleto de salida, hay un plan de evacuación para funcionarios y militares en toda Latinoamérica, pero esto ha sido planeado por debajo de la mesa y se supone que no debería decirte nada de esto, pero dadas las circunstancias y toda la mierda que vimos en Santiago, creo que te mereces saberlo, no estoy muy seguro a dónde se dirigen solo sé que por mis servicios al General Sánchez me gane esta oportunidad— le comentaba campos.

Los caminos eran solitarios, en tramos había incendios y autos impactados los unos con otros, sin contar la cantidad de cadáveres que adornaban el paisaje.

Al llegar a Cartagena, Rodrigo noto que Campos comenzaba a sudar como si estuviera en una sauna.

— ¡eh Campos!, ¿Se encuentra bien?

— ¡Claro! solo es el clima costero, nunca me ha sentado muy bien, pero bueno quizás debería evitar las avenidas principales, esto no se parece a nada que ningún documental de guerra que haya visto— dijo Campos Tratando de evadir y cambiar el tema.

La ciudad estaba completamente devastada, la apariencia del lugar no parecía cambiar mucho a lo que ya habían visto, con el detalle de que parecía una ciudad fantasma, según Campos las personas que sobrevivieron en Cartagena fueron movilizadas a otra ciudad y las demás que se quedaron solo lo hicieron a enfrentar su destino ante la muerte dentro de sus hogares.

Pasaron varios minutos hasta llegar a la mansión del General Sánchez y junto al arribar a la entrada Campos completamente envuelto en sudor miró a Rodrigo y le dijo:

— ¡Ahí lo tienes Gardenias #1344!, Rodrigo, tome sus cosas, y quiero que tenga esto, le va a servir mucho más que a mí—Mientras sacaba una pistola 9 ms. y un naipe. — ¡La verdad no sé qué estaba pensando, pero bueno así son las cosas, entre a la mansión, y muestre esa carta le dará mi lugar en el escape, si le preguntan otra cosa dígales que el soldado Luis Campos le dio eso!

Rodrigo no sabía que decir al oír eso.

— ¡Soldado no diga esas cosas, y vamos no hay tiempo que perder!

—No Rodrigo, aquella mujer estornudo cerca de mí y creí ser inmune como tú, pero ¡vaya y sálvese!, no quiero que nadie me vea morir.

Rodrigo tomó su mochila, el arma y el naipe, agradeció a Campos por la oportunidad y bajó del vehículo mientras que el militar le sonreía con una cara moribunda y un pulgar al aire.

Los Reyes De La IslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora