Laughing Jack #1

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¡De nuevo! Espero que les guste esta parte. Jack es de mis personajes favoritos de Creepypastas, como algunos ya lo sabrán, porque tengo un fanfic aparte dedicado sólo para él, y para los que no lo saben, denle un vistazo. Circus of Darkness, aunque está un poco dejado de lado por mí en este momento, es una de mis obras favoritas. 

Y hablando de obras favoritas, volví a ver por enésima vez "Orgullo y Prejuicio" de Jane Austen anoche. La meché en este One Shot porque... ¿Por qué no? Es de mis libros favoritos, siendo sincera. Pero sin más charla... ¡Disfruten!

***

Había conocido a Jack desde que era pequeña. Mi madre había muerto cuando yo era muy joven y mi padre se encargó de mí desde ese entonces. No tenía hermanos y, como no iba al instituto sino que tenía clases en casa, no tenía amigos. Mi padre era un hombre muy solitario y desconfiado desde la muerte de mi madre, entonces me prohibía salir de mi hogar e ir al pueblo, donde vivían los demás niños. No conocía ningún niño... sólo conocía a Jack. 

Una tarde, mi padre apareció con un regalo para mí. Se había ido de viaje de negocios a Japón y me había dejado en casa de la señora Morris, una anciana muy simpática, que era nuestra única vecina cercana. Tras una semana de ausencia, él pasó a buscarme por la casa de la señora Morris. Con una gran sonrisa, él me confesó que me había traído un regalo que seguramente me gustaría mucho. Al llegar a casa, sacó de su maleta una pequeña caja rosada. 

- Ábrelo, princesa- dijo, sentándose conmigo en el piso alfombrado del comedor y mirándome con una gran sonrisa. Asentí, quitándole la tapa a la caja. Dentro había un precioso juego de té, porcelana blanca con pequeñas flores de cerezo pintadas a mano. 

- Es preciosa. Gracias- dije, abrazándolo. Él rió. 

- Una verdadera, preciosidad... como tú- dijo, levantándose y yendo hacia la cocina. 

Recuerdo que aquella noche, me quedé hasta tarde jugando con aquellas tacitas y esa bellísima tetera; había sentado a todas mis muñecas a la mesa de juegos que tenía en mi cuarto y les servía un té imaginario, charlaba con ellas y me divertía como si fuesen personas de verdad. Tras una sexta ronda de té imaginario, pude ver que mis muñecas no estaban del mismo modo en el que yo las había arreglado. La más evidente de todas era Rosie, una pequeña muñeca rubia que se hallaba a mi derecha, cuyo rostro ahora estaba hacia mí. Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero y mi mirada recorrió la mesa. Todas las muñecas ahora me miraban, fijamente. Sus ojos parecían los de una persona viva. Sin poder evitarlo, caí de la silla y retrocedí hasta que me topé con algo que sabía no era el poste de mi cama. Miré hacia arriba y sentí frío.

-  ¿No es más entretenido así?- preguntó, sus grandes ojos me miraron y me desmayé. 

Fue así como conocí a Jack. 

***

- ¡____!- lo oí cerca de mí, luego de que el despertador tocase por cuarta vez esta mañana. Me revolví entre mis cobijas. 

- Luego- respondí, adormecida. No quería despertarme. Hacía frío y mi cama estaba cálida y cómoda, no quería levantarme. 

- Vamos- dijo, jalando la cobija desde los pies de la cama, destapándome y tomándome de los tobillos, jalando para que me levantase. 

- Tch... ¡Jack!- grité, cuando caí al suelo, golpeando mi hombro. 

- ¡Buenos días, niña!- gritó frente a mí cuando abrí los ojos. Lo aparté de un manotazo. 

- No hay nada de buenos- repliqué, enfadada y entumecida del frío. Jack había abierto las tres ventanas de mi cuarto, dejando que el frío invernal se colase a mi habitación. Él me miró, desconcertado. 

Creepypasta (one shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora